OPINIÓN
Fernando Moctezuma Ojeda.
Esta semana el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL) puso en el centro del debate el evidente fracaso del presidente Andrés Manuel López Obrador en su combate a la pobreza en México -uno de tantos-.
La pandemia le vino ‘como anillo al dedo’ para poder justificar la ineptitud con la que ha llevado a cabo su mandato, pero incluso desde antes de que la catástrofe azotara, los datos oficiales ya mostraban una estrepitosa debacle. Basta con recordar el decrecimiento del PIB (-0.1%) de 2019.
El Coneval dio a conocer que, entre 2018 y 2020, el porcentaje de la población en situación de pobreza aumentó en 2% al pasar del 41.9% a 43.9%, es decir, de 51.9 a 55.7 millones de personas.
Por si fuera poco, la población en pobreza extrema creció 1.5%, al pasar de 7 a 8.5% durante los primeros tres años del mandato de López Obrador, lo que representa un aumento de 8.7 a 10.8 millones de personas.
Además, el organismo también reporta un aumento del 12 % en la población que no pudo acceder a servicios de salud, en plena pandemia, que pasó de 16.2 a 28.2 %.
El viernes pasado, durante su homilía matutina, dijo en Baja California Sur que él no aceptaba “el resultado de esa encuesta. Tengo otros datos -dijo con su sonrisa burlona- y creo que la gente está recibiendo más apoyo (…), no ha perdido la fe y estamos saliendo adelante”, dijo el mandatario en conferencia de prensa.
Habría que comenzar por precisar que el reporte del Consejo no es ninguna “encuesta”, sino cifras oficiales generadas con base el estudio y análisis de datos duros. Sus “otros datos” no son más que la creencia de que se han dado más apoyos, lo cual es absolutamente falso.
De acuerdo con cifras del INEGI, en 2017 una familia recibía del programa Prospera un apoyo económico de 11,640 pesos anuales; hoy, con el programa Bienestar recibe apenas 8,000 pesos, es decir 32 % menos. Es decir que no, la gente no está recibiendo más apoyo como estiman los “otros datos” del presidente. Ya de la fe ni hablamos. Ningún mexicano come, viste ni calza fe.
Nadie niega el impacto de la pandemia; nadie niega que el golpe ha sido global, pero incluso a nivel América Latina estamos por debajo de países como República Dominicana, Colombia y Paraguay, por citar sólo algunos; estamos a niveles equiparables con Bolivia, en términos de crecimiento del PIB, según cifras de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL).
El problema aquí no es sólo el fracaso de la cuatroté, sino que además verdaderamente se cree sus propias mentiras y desoye razones de quienes a diario queremos darle herramientas para corregir el rumbo y se logre un verdadero cambio positivo. Para él “vamos requetebien”.
Joaquín Sabina dice en su canción ‘conductores suicidas’ que “no hay ser humano que le eche una mano a quien no se quiere dejar ayudar”. Yo: #SóloDigoLoQueVeo.
JUEGO DE CARTAS:
REGRESO A CLASES: Hace unos días platiqué vía telefónica con el Dr. Emmanuel Sarmiento, director del Hospital Psiquiátrico Infantil, quien me aseguró que, desde el punto de vista de salud mental, el regreso a clases es una buena idea, no sólo por el bien psicológico del alumnado, sino por la descarga emocional de las familias que cuidan de los menores. Sin embargo, ya diversos especialistas de la salud han declarado que no vale la pena exponer la salud física ante un posible contagio. Cabe recordar que, de acuerdo con datos de la Secretaría de Salud, hasta el 1 de agosto de 2021 se han registrado 59,127 casos de covid 19 en menores de edad, de los cuales 605 fallecieron. A título personal, yo le imploro: no envíe a sus hijos a la escuela. //DESENCUENTRO: Las Secretarías de Salud capitalina y federal se contradijeron el viernes pasado al colocar a la Ciudad de México, la primera en semáforo naranja y la segunda en semáforo rojo. Cuando pregunté al respecto, en la Secretaría Capitalina me dijeron que se trataba de un “desfase de información”, pues la dependencia capitalina tiene información más reciente que la federación. Sea del color que sea: no bajemos la guardia.
P.D: Qué esperanzas, simple mortal
@FerMoctezumaO