Glorieta de Colón
Pues esta vez todo apunta que sí funcionó la estrategia de la hoy senadora y ex fiscal de la CDMX, Ernestina Godoy, para conseguir la mayoría calificada para aprobar la reforma al Poder Judicial Federal. Esa estrategia no es hacer política, sino algo muy rupestre: la extorsión a senadores de oposición: premio o castigo. Los afortunados que recibieron recompensa: los ahora ex perredistas Areli Saucedo, de Michoacán, y José Sabino de Tabasco, desde hace más de una semana. Los chantajeados con órdenes de aprehensión: los Yunes, Miguel Ángel junior y padre –una ‘fichita’–. En la oposición, Marko Cortés, acusó que hubo un pacto de impunidad de los Yunes con Morena, lo que significa haber reconocido que tienen antecedentes un negro historial, posiblemente hasta criminal. Ahora los acusan de traidores, pero en todo caso Cortés también sería un traidor, porque como presidente del PAN permitió que personas de esa calaña fueran postulados por su partido, con el riesgo evidente de que ocurriera lo que acusa ahora: un pacto de impunidad. Por cierto, hasta el cierre de esta edición seguía “extraviado” el senador de MC, Daniel Barreda. Así que Godoy aprendió de la experiencia de enero, que ni con extorsión lograron la mayoría calificada en el Congreso de la CDMX para ratificarla a por otros cuatro años al frente de la Fiscalía capitalina.
Problemas de Morena en ÁO
En Morena tienen en serie cuatro problemas en la Alcaldía Álvaro Obregón. El primero, que hay más gastos de campaña no reportados por su candidato Javier López Casarín, lo que apuntala las posibilidades de que se anule ese proceso electoral, por fraude. El segundo: en caso de que ocurra lo anterior, la práctica política indica que al partido que gobierna le toca proponer al alcalde provisional que debería aprobar el Congreso de la Ciudad de México, con lo que no sería democrático que por esa vía Morena se apoderara de esa Alcaldía. El cuarto problema es que de acuerdo con la Ley de Alcaldías, los alcaldes provisionales o interinos no pueden remover a ningún servidor público de los principales cargos de la administración de la demarcación. O sea, que el equipo de Lía Limón continuaría. Es parte del galimatías jurídico tras una elección de Estado.