Mensaje Político
Alejandro Lelo de Larrea
ROMA, Italia.–En diciembre del año pasado, el Papa Francisco hizo una declaración pública, que a la fecha las autoridades de esta ciudad no han escuchado. Palabras más, palabras menos, les dijo que la capital de Italia estaba muy sucia y descuidada. Y sigue así, a dos meses de que inicie el Jubileo 2025.
Acontecimiento muy importante no sólo para los practicantes de la religión católica, que entrarán en un periodo de perdón y reflexión dedicado a las guerras, el Covid y el cambio climático, porque atraerá a la “Santa Sede” a más de 37 millones de personas, del próximo 24 de diciembre de 2024 al 6 de enero de 2026. O sea, 100 mil visitantes al día. Por eso, hay muchas pequeñas obras de maquillaje en la capital italiana, no producto de un plan de mejora integral, sino ocurrencias, y aún sigue sucia y descuidada.
Guardadas proporciones, parecido a lo que ocurre en la Ciudad de México, que será sede de la Copa Mundial de Futbol, con el gran partido inaugural el 11 de junio de 2026 en el estadio Azteca y otros más, y, hasta hoy, las autoridades parecen pasmadas, sin tener la menor idea de qué harán para proyectar la mejor imagen de la capital y del país.
En el caso de Roma, es un mundo de dinero el que se va a mover, porque un turista puede dejar al país unos 2 mil 500 euros. Una aproximación, no descabellada, es de 90 mil millones, es decir unos 2 billones de pesos.
Es un empuje muy importante a la economía de Roma, donde se sabe que los jefes de la curia y sus amigos son propietarios de media capital. Por eso, es extraño que autoridades no le han hecho caso a Francisco. A dos meses del Jubileo sigue la ciudad muy sucia, su sistema de limpia no funciona, y menos el de recolección de basura. Hay contenedores repletos por muchas calles. El transporte público también ineficiente y descuido en las tres líneas del Metro.
Están repavimentando calles y enchulando obras emblemáticas, como la Fuente de Trevi o, en la Basílica de San Pedro, el pabellón por encima del altar, esto pagado por benefactores de la iglesia católica.
En el caso de la Ciudad de México, habrá quien diga que las autoridades no tienen por qué poner recursos públicos para apoyar en la organización del mundial de futbol que es negocio de privados y la representación nacional es mero membrete.
Pero se trata de obra pública que queda para siempre. Por ejemplo, durante las campañas electorales, una propuesta que se presentó fue del alcalde de Coyoacán, Giovani Gutiérrez, para apoyar la ampliación de la Línea 2 del Metro, de la estación Taxqueña al Estadio Azteca.
Hay otras obras que podrían realizarse: mejorar calzada de Tlalpan, las calles aledañas al estadio Azteca, monumentos en la zona de Reforma. Pero uno no puede pasar por alto: el Ángel de la Independencia. Aquí hay algo más complejo, porque se trata de un problema político: el monumento tiene varios años cerrado, cercado por temor a que lo dañen en protestas sociales. El gobierno de Clara Brugada debe reabrirlo, porque sería una vergüenza monumental que cuando la capital del país albergue el Mundial de Futbol el emblema de la ciudad siga blindado. A ver si pronto reaccionan las autoridades de la CDMX y van más allá de boletitos para el Gran Premio. Lo veremos.
FOTO: CDMX Magacín