Mensaje Político
Alejandro Lelo de Larrea
Si el PAN pretende recuperar la credibilidad y confianza con el amplio sector de ciudadanos que lo abandonó, de arranque no va por buen camino. En dos temas fundamentales para la sociedad, su líder nacional, Jorge Romero, ha guardado silencio ominoso.
Todo apunta que Romero no quiere criticar ni con el pétalo de una declaración a la “4T”, acaso para que no abunde en las investigaciones que hay en la Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México en su contra y de otros personajes de su primer círculo, en el asunto que el gobierno ha llamado “cartel inmobiliario”.
El primero de los temas en que ha guardado silencio ominoso Romero es el más delicado y de alto riesgo para millones de trabajadores: la reforma al Infonavit, mediante la cual el Gobierno federal pretende controlar el ahorro para vivienda, lo que según expertos en la materia pone en riesgo el dinero de la gente.
El líder panista tampoco dijo una sola palabra sobre las denuncias de la semana pasada en la tribuna del Senado de la República, del coordinador de los legisladores Morena, Adán Augusto López, de dos contratos supuestamente irregulares, que rondan los 150 anuales, firmados en los tiempos en que el hoy coordinador de los diputados federales de Morena, Ricardo Monreal, era el jefe máximo en el Senado, la Legislatura anterior.
De lo anterior, en su carácter de partido opositor que quiere recobrar la confianza ciudadana, debieron en el PAN exigir que se investigue a fondo, se transparenten los contratos y se demuestre que no se malversó el dinero del pueblo. Pero Romero tampoco quiere quedar mal con Ricardo Monreal, porque en la Cámara de Diputados se autorizan los juicios de desafuero.
El silencio ominoso de Romero seguramente es porque ha avanzado la negociación del senador Ricardo Anaya con Adán López, para que éste interceda ante la presidenta Claudia Sheinbaum y frene cualquier indagatoria en su contra.
Hay hechos públicos que indican ha avanzado este acuerdo: la semana pasada, los senadores del PAN votaron a favor de la reforma constitucional que prohíbe la comercialización de vapeadores, así como la venta y consumo de fentanilo, salvo para fines terapéuticos con indicación médica. Aquí el contraste es que los diputados federales y de la CDMX votaron en contra de la misma reforma.
El otro hecho: precisamente ahí en el Senado inició el diálogo del gobierno federal con la oposición, cuando el pasado jueves Rosa Icela Rodríguez se reunió con legisladores de todos los partidos en la sede de la cámara alta.
El operador de la relación del PAN con el gobierno es Ricardo Anaya, y por eso es que desde ya algunos de sus compañeros de bancada vislumbran que antes del 1 de febrero que inicia el siguiente periodo de sesiones va a ser designado coordinador de la bancada panista.
De los reclamos del oficialismo todavía falta algo que plantea el presidente del Senado, Gerardo Fernández Noroña, a propósito de que la semana pasada la senadora panista Lilly Téllez lo calló a gritos sin razón, y tan fue así que nadie del blanquiazul salió en su defensa. “La bancada del PAN no debe comportarse así… tienen que hacerse cargo, no jugar al policía bueno y malo, el grupo parlamentario es responsable de la conducta de sus integrantes”, dice Noroña.
Alguien debe decirle a Romero que su silencio ominoso, no ayuda a fortalecer a su partido. Lo veremos.
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