Mensaje Político
Alejandro Lelo de Larrea
Hay una amplia aprobación social a la decisión que tomó el 23 de mayo la presidenta Claudia Sheinbaum de retirar la concesión del Parque Bicentenario que por 25 años tenía Carlos Mc Phail, cercano al PVEM.
Sin embargo, el tema también se ha convertido en un distractor de otro asunto mucho más delicado: ¿quiénes son los responsables de la muerte de dos periodistas el 5 de abril pasado durante el concierto “AXE Ceremonia”? No se debe olvidar que los propietarios de las empresas organizadoras no han sido molestados ni con el pétalo de un citatorio.
Hay mucha evidencia de que seguramente tienen influencia política. Mc Phail es amigo de gente del PVEM, en especial Rafael Pacchiano, militante de este partido y quien como titular de la Semarnat en el gobierno de Enrique Peña, en 2018, se encargó de que el Instituto de Administración y Avalúo de Bienes Nacionales (Indaabin) entregara a su amigo la concesión por 25 años el usufructo del Parque Biocentenario.
Fue el pago de Peña a ese partido por el apoyo electoral a su candidato presidencial José Antonio Meade, en 2018. La empresa que era titular de la concesión es “Operadora de Proyectos de Entretenimiento NLP”, de Mc Phail, ya interpuso un juicio contra la decisión presidencial. No la tiene fácil, porque me dicen que podrían apretarle legalmente por el tema del doble homicidio de los fotoperiodistas Berenice Giles y Miguel Hernández, causado por el desplome de una estructura metálica que les cayó encima.
El otro poderoso que forma parte de esta entramada es el propietario de la empresa organizadora del “AXE Ceremonia”, llamada “Grupo ECO”. Se trata de Diego Jiménez Labora Prieto ––también dueño de la marca “Ceremonia”–, amigo cercano de Andrés López Beltrán (a) ‘Andy’ y de Claudia Curiel de Icaza, secretaria de Cultura del gobierno federal. Jiménez Labora ya hasta tramitó juicios de amparo para evitar una posible detención.
Desde que fue concesionado por el gobierno de Peña, la esencia del Parque Bicentenario se perdió. De facto, fue una neoliberal privatización, ante la cual nada hizo en su gestión el presidente “antineoliberal” Andrés Manuel López Obrador.
Ese parque fue una de las cosas que hizo bien el gobierno de Felipe Calderón. La zona de más de 55 hectáreas de extensión era un mugrero desde siempre, primero como la “Refinería 18 de Marzo”, que cerró Carlos Salinas en 1991, y durante los 19 años siguientes hasta que fue rehabilitado.
Inaugurado en 2010, precisamente con el Bicentenario de la Independencia, el parque tuvo una esencia para el deporte, la recreación y el esparcimiento familiar. No cobraban un solo peso por entrar, ni el estacionamiento. Miles de personas iban todos los días a andar en bicicleta, correr, patinar, jugar basquetbol, futbol. También los fines de semana las familias se recreaban ahí, incluso en la zona del lago, con sus lanchas para remar.
Después de privatizado de facto en 2018, en el parque restringieron horarios para la gente, cobraron el estacionamiento, abrieron restaurantes, impidieron que se ocupara el área de mesas para que la gente llevara sus alimentos e hiciera su picnic. Y lo peor: comenzaron a hacer conciertos y otros eventos multitudinarios privados.
Han pasado dos meses de lo que la Fiscalía de la CDMX investiga como “homicidio doloso”, y a la fecha no se sabe de avances reales en la indagatoria. Va pintando un panorama de impunidad. Esperemos que no. Lo veremos.
FOTO: @Rhevolver