Óscar V. Machado / CDMX Magacín
En el siglo pasado, se registraron –en promedio– 10 intensas lluvias cada año en la Ciudad de México. En lo que va de este siglo, la cifra se incrementó a 15 precipitaciones con gran intensidad. Ante tal panorama no vemos una estrategia sólida e integral por parte del Gobierno capitalino para concretar acciones preventivas y afrontar sus efectos, asegura Víctor Orlando Magaña Rueda, investigador del Instituto de Geografía de la UNAM.
Al advertir que este año se esperan muchas precipitaciones en esta temporada de lluvias –de mayo a octubre–, Magaña resalta que el Gobierno capitalino puede asegurar que tiene un plan, pero si los resultados siguen siendo los mismos que en años pasados, que continúan las afectaciones y encharcamientos, tendrían que revisar si esos son los mejores planes.
El gobierno de Clara Brugada informó este lunes que durante la madrugada por la mañana se reportaron 101 encharcamientos, el retiro de 63 árboles caídos y un poste, así como atención a seis cortocircuitos, como parte de los trabajos de su programa Tlaloque, para atender las emergencias por las lluvias.
“Cada año se repite los problemas con las lluvias, la ciudad es vulnerable ante los aguaceros. Lo estamos viendo, cada vez que llueve fuerte tenemos estos eventos de encharcamiento e inundaciones. No es tanto que llueva fuerte, sino que la ciudad no está bien preparada para resistir estos fenómenos”, explica en entrevista el especialista.
Con un doctorado en Ciencias Atmosféricas por la Universidad de California, Orlando Magaña señala que más allá de operativos se tiene que concretar acciones como recuperar y reforestar las áreas verdes e implementar parques y camellones hidráulicos, para infiltrar estas grandes cantidades de agua de agua de lluvia al subsuelo.
“En la Ciudad de México vivimos en una isla de calor, es como una burbuja de aire caliente, resultado de toda la urbanización, y parte de aire más caliente tiene la capacidad de tener más vapor de agua, por lo que las posibilidades de que se produzcan tormentas más intensas más frecuentemente aumentan”, remarca.
Cuestiona que las autoridades capitalinas argumenten que las intensas lluvias son debido al cambio climático y porque la gente tira la basura en la calle y de ahí los encharcamientos. “Esa ha sido la explicación que nos dan las autoridades que pasan la bolita a la población”, pero falta su compromiso con resultados para desazolvar las alcantarillas y mejorar el drenaje.
Para dar respuestas más eficaces a los efectos de las lluvias intensas, Magaña señala que el gobierno capitalino tiene que abrirse a otras opciones y no sólo pensar que ellos lo pueden solucionar sólo.
“En el Instituto de Geografía contamos con esquemas para monitorear, con satélites y otros instrumentos, cómo evolucionan las tormentas de tal forma que con algunas horas de anticipación, podemos saber en qué puntos de la ciudad podría llover muy fuerte y con ello las autoridades pueden diseñar acciones para que no ocurran esos encharcamientos e inundaciones”, destaca Magaña Rueda.
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