Glorieta de Colón
Desde hace una semana lo dijimos aquí en El Independiente: el problema real del paro en el Poder Judicial de la Ciudad de México (PJ) se llama Rafael Guerra, su presidente, quien con su nula sensibilidad y sentido común le echó fuego a la hoguera el viernes pasado y escaló el conflicto con los trabajadores, en vez de suavizarlo. Tras un encuentro con ellos, a Guerra se le ocurrió decir que los trabajadores que encabezan el movimiento de suspensión de labores no cuentan con una representación formal y que sólo son el 5% de la base trabajadora del Tribunal Superior de Justicia (TSJ) de la CDMX, lo cual desmintieron de inmediato los paristas. Por supuesto que la suspensión de labores durante 25 días es una tragedia para la aplicación de la justicia en la capital, pero las autoridades también tienen enorme responsabilidad, porque no han tenido la capacidad de resolver el conflicto. La realidad es que hay manera de resolver en 15 minutos el conflicto: que renuncie Guerra a la Presidencia del TSJ y del Consejo de la Judicatura.
Reconocimiento facial del C5
Seguro sin proponérselo, el director general del Centro de Comando, Control, Cómputo, Comunicaciones y Contacto Ciudadano de la Ciudad de México (C5), Salvador Guerrero Chiprés abrió la puerta para debatir una reforma muy importante. A raíz de las denuncias de un supuesto seguimiento a un agente del FBI con las cámaras del C5 en 2018, Salvador Guerrero emitió un comunicado en el que advierte que su sistema jamás fue vulnerado. Sin embargo, implícitamente acepta que las cámaras del C5 tienen reconocimiento facial, por lo que debería haber una Ley que establezca para qué recogen esa información, y quién la resguarda, porque son datos biométricos únicos de las personas, lo que potencialmente las pone en riesgo.
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