Óscar Machado / CDMX Magacín
Por más de 400 años hemos extraído agua del subsuelo de la Ciudad de México, por lo que es necesario tener un plan integral para que el agua de lluvia pueda ser reinsertada y así evitar que se siga inundando la capital, apunta Roberto Constantino Toto, coordinador de la Red de Investigación en Agua de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).
Todos los gobiernos en el Distrito Federal y ahora Ciudad de México, de cualquier partido, en los últimos 100 años, tuvieron como principal acción de su estrategia para dotar de agua a los habitantes la perforación de pozos, que cada vez se hacen a mayor profundidad para obtener líquido relativamente limpio.
“Los primeros pozos que se perforaron en la capital del país fueron a principios del siglo 20 y tuvieron una profundidad de sólo 9 metros; ahora hay pozos con una profundidad de 2 mil metros para obtener el agua, porque ya nos acabamos la que teníamos, debemos restituirla”, expone el investigador.
En ese sentido, señala que el programa 100 Puntos de Acupuntura Hídrica en la Ciudad de México es una buena acción para infiltrar el agua de lluvia al subsuelo, para recargar y recuperar el acuífero de la capital del país, pero no es suficiente.
“Por eso debemos mantener las áreas de reserva forestal como el Ajusco, la Sierra de Santa Catarina, El Desierto de los Leones, entre otros lugares donde el gobierno debe garantizar que no sea absorbida por la mancha urbana y se construya, porque es una zona natural de recarga de acuíferos”, expone.
Además, este plan de acupuntura hídrica olvida que no todo el suelo de la capital es permeable. Por ejemplo, explica, “el suelo del Centro Histórico no tiene las características idóneas para la infiltración, por eso insisto en la necesidad de mantener el suelo de conservación y las partes arboladas de la de la Ciudad de México”.
Constantino Toto asegura que esta acción de recargar el subsuelo capitalino no permitirá resultados veloces. “Hay que recordar que nos tardamos casi 400 años en acabarnos el agua de la ciudad, ahora lo que tenemos que hacer es regresarla al subsuelo”.
En pleno siglo 21, advierte, la Ciudad de México es un territorio donde debajo de su asfalto hay más de 50 ríos entubados y lo que resulta paradójico es que el agua de lluvias que baja de las partes altas se va directamente al drenaje y no se aprovecha para volverla integrar al subsuelo.
El investigador de la UAM cuestiona que un punto que no se ha destacado en el plan del gobierno capitalino es la enorme cantidad de agua que se pierde por las fugas. “El último calculo que hicimos es que en 2023 ocurrieron 11 mil 300 fugas en toda la ciudad, que es 35% del líquido que entra por el Sistema Cutzamala y por los pozos de extracción”.
Además, cuestiona que todavía se siga insistiendo con el programa de captación de agua de lluvia en los hogares, “lo que más pueden captar es un metro cúbico (mil litros) y calculamos que se necesitan al menos 10 metros cúbicos por hogar. “Por eso es más pertinente enfocarnos conducir el agua de lluvia al subsuelo y no capturarla para sustituir el agua que no entrega el gobierno a los habitantes”, remata.
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