Mensaje Político
Alejandro Lelo de Larrea
La reforma electoral que quiere construir la presidenta Claudia Sheinbaum deberá ser muy cuidadosa porque podría implosionar a todo el movimiento que fundó AMLO, si se les pasa la pasa la mano recortando posiciones legislativas, financiamiento público e instituciones electorales.
Hoy, a Morena le cae a la perfección aquel dicho de “éramos muchos y parió la abuela”. Desde que surgió el partido, en 2014, no han dejado de crecer como la espuma ganando posiciones desde modestas Alcaldías, gubernaturas y la Presidencia en dos ocasiones.
Pero al mismo tiempo, esto los convirtió en la principal agencia de colocaciones de todo México, porque la enorme mayoría de la gente –de manera totalmente legítima, venga del PRI o del PRD–, se suma al movimiento más que por simpatías, porque es la vía para obtener un empleo.
Se habla de que Sheinbaum quiere que se reduzca de 500 a 400 el número de diputados federales. Esto necesariamente tendría que reflejarse en un adelgazamiento igual en el Congreso de la CDMX, igual de la quinta parte, con lo que quedarían 53 de los 66 que son actualmente. La desaparición de 13 diputaciones no es poca cosa, pues en promedio en cada distrito electoral de la capital votaron 154 mil personas el año pasado; para asegurar un triunfo se requiere la mayoría del 50%, o sea más de 80 mil.
El pleito por los espacios de poder y fuentes de empleo entre los morenistas es tan intenso, que la semana anterior los 11 alcaldes de ese partido se dividieron en dos bloques al disputarse solamente dos posiciones en la Junta de Gobierno del Instituto de Planeación Democrática y Prospectiva de la Ciudad de México. ¿Qué se puede esperar cuando se trate de las candidaturas para 2027? Y peor aún si ya no fueran 66 diputados en lo local y 500 en lo federal, sino que se redujeran los espacios en 20%, sin que ello necesariamente garantizara que la oposición será derrotada. Aquí también les puede salir el tiro por la culata, y si no que vayan y le pregunten a Manlio Fabio Beltrones, Enrique Peña, Alejandro Moreno, Marko Cortés et al, que tanto disfrutaban sus reformas antes de 2018, acomodadas en su fallida lógica de que pensaban gobernarían para siempre. Hoy se siguen dando de topes en la pared.
La reducción de legisladores en el Congreso CDMX obligaría a un recorte de personal. Actualmente me dicen que hay alrededor de 2 mil empleados, pero tendrían que despedir a unas 400 personas si se redujera 20% el número de diputados menos.
Se habla también que Sheinbaum pretende reducir el financiamiento público, creado en 1997 para mayor competencia electoral y representación de las minorías. Seguro le afectaría a la oposición, pero probablemente más a Morena, porque tienen mayor demanda de espacios.
Morena recibirá este año 137.7 millones de pesos de financiamiento público en la CDMX y 2 mil 486 millones de pesos a nivel nacional. Yo quisiera ver si Andy, el secretario de Organización, se queda de brazos cruzados si le quitan ese dinero. ¿Luego de dónde va a sacar para irse a Japón y otros tours?
Peor aún: si las presiones de Estados Unidos hoy son tan intensas porque dicen que supuestamente el crimen organizado costea campañas de Morena, sin financiamiento público van a depender 100% del dinero privado.
Finalmente, si la reforma pone fin a los organismos electorales en las entidades, incluido el IECM, en la capital podrían perderse unos mil 200 empleos, muchos de los cuales son gente de Morena o relacionada con Morena. Ningún morenista en su sano juicio pretende implosionar al partido y no tienen de otra más que acomodar cada día a más gente. ¿Cómo le van a hacer? Lo veremos.
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