Mensaje Político
Alejandro Lelo de Larrea
Si Adrián Rubalcava ha pensado que la Dirección General del Sistema de Transporte Colectivo Metro (SCT) es un buen trampolín para sus aspiraciones de convertirse en jefe de Gobierno –bueno, al menos candidato en 2030– anda bastante equivocado.
Seguramente cuando anduvo desesperado, presionando y presionando para que lo designaran en el cargo, incluso con montajes frente a Palacio Nacional de que había ido a ver a gente muy cercana a la presidenta Claudia Sheinbaum, no tuvo 5 minutos para reflexionar en que el cargo implicaba sacarse, no la rifa de un tigre, sino de varios.
Desde afuera, al parecer Rubalcava hizo malos cálculos políticos. Esa posición es para alguien que no tiene aspiraciones futuras como las suyas, porque no le da la rentabilidad política, es restar todos los días porque hay decenas de incidentes.
Rubalcava carga el hándicap de haber llegado al cargo como una imposición desde la Presidencia. Esto implica que los grupos políticos locales cercanos y no tan cercanos a la jefa de Gobierno, Clara Brugada, le arrojan fuego amigo, a pesar de que se hacen daño a sí mismos. Esto no es novedad, porque el gen dominante en los radicales de Morena y antes del PRD es como el escorpión de la fábula con la rana.
Tan mal andan las cosas entre Brugada y Rubalcava, que desde el 6 de mayo que asumió la titularidad del SCT no han vuelto a aparecer en un acto público juntos. Hace un par de semanas le preguntaron a Brugada cuándo lo invitaría a un evento con ella, y respondió que en cuanto hubiera un tema que lo ameritara.
Seguramente no han sido suficiente tema las inundaciones en la Línea A, que requiere una profunda renovación, pero no como de la Línea 1 del Metro, que sigue teniendo fallas constantes, a pesar de que ha costado más de 38 mil 700 millones de pesos, y que después de tres años –se cumplieron en julio– no han podido terminar, incumpliendo el compromiso de que tardarían un año en todo. Todavía les faltan las estaciones Juanacatlán, Tacubaya y Observatorio.
Hay tres hechos contundentes que dejan evidencia de que Rubalcava busca utilizar la plataforma del Metro para su futuro político, y por eso cuida y promueve su imagen de diversas maneras.
Hace unas semanas, en CDMX Magacín-El Independiente dimos cuenta de que Rubalcava se estaba beneficiando de que “ISA TV”, propiedad de la concesionaria de los espacios de publicidad del Metro, difundía en las más de 550 pantallas que tienen en los andenes de cuando menos 70 estaciones –que son un espacio público con un alcance potencial de más de 2 millones–. Suspendieron esa promoción personal.
El director del Metro teme comentarios adversos en su cuenta de “X”. Por eso bloqueó la posibilidad de cualquier comentario a sus posts, excepto las cuentas que él mencione, o sea, unas cuantas. Esto incluso puede ser ilegal, porque él es funcionario público.
El tercer aspecto es que Rubalcava ya ha celebrado algunos acuerdos de publicidad, difusión, así como apoyo inorgánico en sus redes sociales. Un pariente suyo en cuarto grado es operador clave. Sería interesante que lo transparentaran.
Rubalcava debería encorchetar cualquier proyecto político futuro, pues sin esa atadura incluso podría hacer una mejor gestión y no cometer errores como la semana anterior que pidió “paciencia” a la gente ante un corto circuito que puso en riesgo la vida de cientos de personas y dejó varados a miles durante varias horas. La ecuación política es simple: si hace buena labor en el Metro, lo demás vendrá por añadidura. Lo veremos.
FOTO: Especial
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