Óscar V. Machado / CDMX Magacín
El balance de la política de seguridad pública de la jefa de Gobierno, Clara Brugada Molina, quien se perfila para su primer año de administración es regular y de continuidad, pero con muchos pendientes en la cartera, como el reto que les impuso la delincuencia con el asesinato de sus principales asesores en mayo pasado, señala Roberto Álvarez Manzo, investigador de la UNAM.
Con una maestría en Política Criminal, el especialista explica que es clara la continuidad de la política de seguridad que implementó Claudia Sheinbaum Pardo en el sexenio pasado cuando fue jefa de Gobierno, “le dieron continuidad a Pablo Vázquez Camacho al frente de la Secretaría de Seguridad Ciudadana, es un mensaje claro que las cosas van a tener y seguir un mismo rumbo”.
Sigue: “Por ejemplo, continúan los trabajos de inteligencia para las tareas de seguridad, con los cuales se han llevado diferentes operativos y detenciones de objetivos estratégicos importantes, generadores de violencia, es algo que se ha venido haciendo desde la administración anterior”.
También se le ha dado seguimiento, añade, al programa de policía de cuadrantes que busca tener una proximidad con la ciudadanía y dar una respuesta rápida a las emergencias.
El pasado 5 de agosto, al presentar su informe de seguridad de sus primeros 7 meses de gobierno, Clara Brugada Molina, destacó que se redujeron 61% los delitos de alto impacto y 51% los homicidios, respecto a 2019, “hay menos homicidios, menos robos y menos impunidad, pero también hay más Estado, más proximidad, más justicia y más compromiso en la construcción de la paz”.
Al respecto, Álvarez Manzo señala que cuando las autoridades brindan estadísticas delictivas siempre se debe tomar en consideración la cifra negra o cifra oculta, que es la cantidad de delitos reales o efectivos que están ocurriendo y que por diferentes no llegan al conocimiento de las autoridades, ya sea por temor o desconfianza.
“También no olvidemos que toda cifra que se maneja a nivel oficial hay que verificarla en su metodología y en sus bases, es decir cómo se produjo esa información, pues pueden existir casos de maquillajes, montajes u ocultamientos, a veces hasta incrementos que son ficticios. Algunas de estas estadísticas llegan a ser manipuladas o montadas”.
El también académico de la Universidad de la Policía de la Ciudad de México asegura que son varios los puntos críticos y deficiencias de la actual política de seguridad capitalina, como concretar una reforma y modernización de la policía, que tenga esquemas de profesionalización y un servicio profesional de carrera, que tengan equipo moderno.
“Así como instrumentar acciones para prevenir y detectar la corrupción interna, mejorar sus condiciones laborales que no solo tiene que ver con incremento de salario, sino condiciones de seguridad para ellos y sus familias”.
Otro de los grandes retos tiene que ver con la percepción de inseguridad de los capitalinos (de acuerdo al INEGI, el 63.2% de los capitalinos se siente inseguro), fortalecer la imagen de las instituciones de seguridad pública, enfrentar y desarticular a las estructuras delincuenciales, visualizar si hay servidores públicos que estén vinculados a ellas para combatir la corrupción.