Óscar V. Machado / CDMX Magacín
Para nadie pasó desapercibido que las fiestas patrias traen consigo una estela de contaminación del aire, lo que permite reflexionar este complejo tema, que pese a las dificultades, estamos lejos delo que ocurría en el 2010, cuando la mala calidad del aire era realmente alarmante y peligrosa.
En breve se dispersará la resaca de las fiestas patrias y volveremos a la “normalidad” nada halagüeña: los capitalinos respiramos un aire sucio y de mala calidad, lleno de ozono que es un gas oxidante que causa irritación en el sistema respiratorio, asegura Ricardo Torres Jardón, investigador del Instituto de Ciencias de la Atmósfera y Cambio Climático de la UNAM.
“Tuvimos 250 días en el año 2024 con altos niveles de ozono, pasamos de respirar monóxido de carbono en la década de los 90 a respirar ozono en los últimos años, a partir de 2010 la emisión de este gas se ha incrementado y aunque tengamos vehículos con convertidor catalítico, son tantos en la Ciudad –más de 6.2 millones–, que se está revirtiendo el problema”.
Además, advierte, también se respiran partículas microscópicas, muchas de ellas conformadas de metales, que pueden llegar al cerebro, incluso pueden provocar Alzheimer y otros problemas, emitidas especialmente por el transporte de carga”.
Con un doctorado en Ingeniería Ambiental por la Universidad de Cincinnati, Torres Jardón explica que en el año 2000 bajaron los niveles de ozono, se estaciona en 2010, y se mantiene constante de 2010 a 2014. Ahora de nuevo empieza a subir, tenemos más días con niveles altos de ozono, tan altos que el año pasado que tuvimos 5 ó 6 días de contingencia, no se esperaba que llegáramos a ese nivel.
En los últimos 30 años, alerta, los habitantes de la Ciudad de México han respirado aire sucio, pero depende de la zona donde uno viva a ser el tipo de contaminantes: en el sur tenemos una emisión de contaminantes, pero tenemos ozono, en la zona norte no tienen ozono, pero tienen partículas con contaminantes.
“Durante marzo, abril, mayo y una parte de junio se registran mayores niveles de ozono, y en noviembre, diciembre y enero tenemos problemas de partículas, porque las emisiones de tantos vehículos no se pueden dispersar, aunque disminuye el ozono”.
Ante esto, cuestiona a los gobiernos federal y capitalino por no implementar medidas, sobre todo a los precursores del ozono, porque algunos son tan tóxicos, como el benceno, que pueden provocar cáncer, “no tienen regulación, no se consideran contaminantes del aire y por lo tanto no tiene una norma de calidad del aire”, lamenta.
Y continúa: “El problema que tenemos es que todo lo copiamos de Estados Unidos, donde esos contaminantes no están regulados porque allá están en niveles bajos, como allá no los controlan, pues acá tampoco”.
También crítica que mientras a todos los capitalinos que tienen automóvil de gasolina se les obliga a un control de emisiones cada 6 meses, al transporte federal de carga no tiene ningún control de sus emisiones, sobre todo los que tienen placas del Servicio Público Federal, que emiten grandes cantidades de partículas, no existe ninguna legislación a nivel federal que prohíba su circulación.
Finalmente, alerta que la saturación de vehículos está llegando al límite y estamos emitiendo más cantidad de precursores de ozono.
FOTOS: Cuartoscuro / UNAM
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