Mensaje Político
Alejandro Lelo de Larrea
En una muestra de congruencia, para probar que la intención es verdaderamente de fondo, genealógica y no una moda, los diputados de Morena en el Congreso de la Ciudad de México deberían solicitar, –sólo para empezar–, que se modifique en la capital del país el nombre de más de 50 calles, avenidas, escuelas, centros educativos, museos, espacios culturales, plazas, monumentos, para sustituir “Josefa Ortiz de Domínguez” por “Josefa Ortiz Téllez Girón”. Tarea titánica.
En el Congreso capitalino, los legisladores del partido oficial pretendieron que se aprobara este jueves un decreto para inscribir en letras de oro en el recinto el nombre de soltera de la heroína de la Independencia de México, para reivindicar su identidad como mujer fundamental en la historia, autónoma al papel de su marido, Miguel Domínguez, El Corregidor de Querétaro, por lo cual a ella se le ha hecho llamar en la historia también como LaCorregidora. Los legisladores del PAN se opusieron, se provocó un choque y por eso Morena decidió posponer la discusión y eventual aprobación del decreto.
El contexto de esta propuesta es interesante. Claudia Sheinbaum gobernó la Ciudad de México desde 2018, pero jamás tuvo la generosa idea de reivindicar de esta forma la lucha de Josefa Ortiz. Pero como en sus arengas del Grito de Independencia la llamó por su apellido de soltera, los legisladores de Morena plantearon la inscripción en letras de oro.
Esta es una enorme modificación de la historia y los contextos. En aquellos días del siglo 19 era tradición que las mujeres llevaran el apellido del marido, como segundo. La historia reconoce muy bien a Josefa Ortiz, tanto que muchos creen que su apellido de casada en realidad es un apellido compuesto. Ella ha trascendido más de 215 años con un valor de mayor importancia que su marido, de quien pocos recuerdan que se llamaba Miguel, y es ubicado como “El Corregidor” no por él, sino por su esposa, “La Corregidora”. La historia le ha reconocido a ella una aportación más valiosa que su marido, muy al margen del apellido. Él era algo así como un burócrata virreinal, mientras que ella jugó un papel fundamental para asegurar el llamado de Miguel Hidalgo al levantamiento insurgente. Ese es el gran homenaje para Josefa Ortiz.
Sería interesante –aunque materialmente prácticamente imposible–, encontrar algún documento, una carta, en el que ella hubiera firmado, se hubiera identificado como Josefa Ortiz a secas o con su apellido de soltera, lo que podría interpretarse como que usaba el de casada de manera forzada.
Esta propuesta de Morena también tendría que llevarnos a cientos de cambios de nomenclatura en las entidades federativas, pero igual a un cambio en la historia, que llevaría consigo una reeducación de toda la población, y no fue planteado por Morena en su propuesta de decreto, ni siquiera como un paso siguiente. No hay duda de que se debe resaltar la identidad femenina en la construcción de la nación, pero no como si fuera un convencionalismo social actual. En este caso, el paso previo es consultar historiadores, porque una modificación así no puede hacerse por decreto.
Alguien puede imaginarse lo que implica cambiarle el nombre a la calle lateral de Palacio Nacional, esa que de manera simplificada llamamos “Corregidora” por Josefa Ortiz, la cual encierra además un problema de patrimonio histórico cultural, que requiere un proceso muy complejo para modificarse.
Deberían plantearse cambiar todo lo anterior para la reivindicación de Josefa Ortiz como mujer independiente. Si no lo hacen, parecerá un homenaje de moda. Lo veremos.
Discussion about this post