Mensaje Político
Alejandro Lelo de Larrea
Clara Brugada cumplió este domingo su primer año de gestión, del que puede resaltarse que ella no tiene el manto protector de Palacio Nacional que siempre tuvo Claudia Sheinbaum, como jefa de Gobierno. Incluso, al contrario, de aquel entorno le lanzan torpedos.
Habrá quien diga que desde la Presidencia le mandan ayuda a Brugada, cierto, pero no es por ella, sino para cubrir lo que implique la gestión de Sheinbaum como jefa de Gobierno (2018-2023) y que le pudiera afectar ahora a su imagen o al país, porque la CDMX es sede de los poderes federales.
También a diferencia de Sheinbaum, Brugada no ha podido conformar un equipo técnico, de expertos en las temáticas de los grandes problemas de la capital, pues fiel al estilo del presidente emérito, ella también privilegia el 90% de lealtad y 10% de capacidad. Otra forma de verlo: su procedimiento es sectario, un gobierno de puros cuates.
Esta es acaso la causa principal por la que en su gestión está convirtiendo a la CDMX en una Iztapalapa –demarcación que gobernó 9 años–, en el sentido de la carencia de servicios, graves problemas de bacheo, inundaciones por falta de obras de drenaje y por “culpa de Tláloc” –según ella–, escasez o nulo acceso al agua potable; deficiente alumbrado público, rutas de transporte concesionado inseguras y descontroladas.
Todo esto ha contribuido, sin ninguna duda, al incremento importante en percepción de inseguridad que alcanzó hasta el 63% de la población que dice vivir con esta sensación, según la medición del INEGI en el segundo trimestre del año.
Brugada sí ha recibido ayuda de Palacio en varias de las muchas crisis que ha tenido. Por ejemplo, la inundación del fin de semana antepasado en Iztapalapa. Pero en realidad no fue apoyarla a ella, sino la gestión de su antecesora, la presidenta.
Eso no es manto protector, como el que sí tuvo Sheinbaum y le permitió durante su gestión “nadar de muertito” ante muchos problemas. Tan fue así, que en dos momentos clave López Obrador impidió que se viniera abajo su gobierno.
El primero, cuando se le cayó un tren de la Línea 12 del Metro y el saldo fue muy grave: 26 personas fallecidas y casi 100 lesionados. Después, la volvió a salvar cuando perdió las elecciones de 2021, en que la oposición ganó 9 de las 16 Alcaldías, y la 4T conservó la mayoría en el Congreso de la CDMX gracias a sus aliados y a la sobrerrepresentación.
Otro caso de ayuda supuestamente genuina es ante el terrible asesinato de dos de sus más cercanos colaboradores, Ximena Guzmán y José Muñoz, pues el secretario de Seguridad y Protección Ciudadana, Omar García Harfuch se metió a apoyar la investigación. En realidad, parece intromisión, acaso para que en Palacio se hagan de información, por lo que se pueda ofrecer.
Como parte del dique presidencial, Sheinbaum le impuso a Brugada como coordinadora de Comunicación Social a Ana María Lomelí, quien está haciendo tan mal su labor, que hasta pareciera que su objetivo es boicotear. Los 400 millones de pesos para el gasto de propaganda del GCDMX no se ven por ninguna parte, a pesar de que duplicaron el número de medios a los que otorgan publicidad. Me afirman que esa área no superaría la más mínima auditoría.
La falta de manto protector para Brugada –puede concluirse–, obedece a tres razones. La primera, no es de su equipo y la impusieron por sobre su delfín Harfuch; segunda: su gobierno no puede ser mejor que el de Sheinbaum, y la tercera, no le va a dar oportunidad alguna de meterse en la disputa por la Presidencia en el 2030. Lo veremos.
FOTO: Especial
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