Mensaje Político
Alejandro Lelo de Larrea
El hecho de que el 85% de la gente aprueba al Gobierno de la CDMX de Clara Brugada en programas sociales, pero el 86% lo reprueba en acciones contra la corrupción puede resumirse en una frase demoledora: “son corruptos, pero ‘salpican’”.
En los últimos dos meses, Brugada se desplomó en sus niveles de aprobación en general, al pasar del 72% al 64%, es decir, llega a su primer año pasando de panzazo, de acuerdo con la cuarta encuesta de la serie del demóscopo Alejandro Moreno, difundida en el diario El Financiero.
En este contexto de caída en su aprobación, el próximo domingo, la jefa de Gobierno, Clara Brugada, presentará un discurso ante el Pleno del Congreso de la Ciudad de México como parte de su Primer Informe de Gobierno.
La importante disminución en la aceptación de Brugada está relacionada con una pésima calificación en el tema que se supone es el más importante para la 4T, su centro de flotación: la honestidad. Según el estudio de opinión pública referido, apenas el 8% de los entrevistados avala su desempeño para hacerle frente a la corrupción, mientras que el 86% –más opiniones negativas que las positivas en programas sociales–. En corrupción, aumentó en 8% la opinión negativa en septiembre, respecto de la medición de julio.
Esto contrasta con lo que ocurre en la calificación de programas sociales, donde subió del 75% al 85% de julio a septiembre según la medición de Moreno. Se puede explicar por dos razones. Una: en este año, como nunca en la historia de la capital del país, se están entregando dádivas por más de 17 mil millones de pesos en al menos 20 programas sociales. Es 16% superior a lo que repartieron en 2024. Otro factor positivo es que en este bimestre le cayó el dinero a los nuevos beneficiarios en sus cuentas bancarias.
Insisto, la gente define al GCDMX como a los gobiernos del viejo régimen priísta: “son corruptos, pero ‘salpican’”.
Brugada debió ya poner atención al altibajo en esta serie, porque lleva ya cuatro levantamientos en el año: arrancó con 70% de aprobación en marzo; 75% en mayo; 72% en julio y 65% en este septiembre, al cumplir un año, con todo y los 17 mil millones de pesos repartidos.
Otro factor que incide en la caída de la aprobación de Brugada es la mala comunicación de Gobierno. Reaccionan demasiado tarde ante contingencias –si es que reaccionan–, ya cuando es imposible la contención de daños. Es reflejo de lo que pasa en el Gobierno federal, porque la titular de Comunicación Social capitalina, Ana María Lomelí, fue puesta en el cargo por recomendación del coordinador de Vinculación e Información de la Presidencia, Alfonso Brito Sánchez –quien no cuenta con licenciatura, por lo que no debería ocupar esa posición–. Él también trae la brújula perdida, pues por ejemplo no ha tenido capacidad para operar estrategias de contención y revire ante los ataques de Donald Trump. Las declaraciones de su jefa la presidenta, son sustanciosas, pero Brito no es capaz de posicionarlas ni en medios, ni en redes sociales.
El dinero para la difusión es desaprovechado por la oficina de Lomelí. Duplicó el número de medios contratados –hoy rebasa los 60–, pero a muchos se les atribuye la categoría de “fantasma”, por lo que ya tomó cartas en el asunto la Secretaría de Finanzas.
Ante el desgaste tan acelerado, si Brugada no cambia su estrategia, su caída va a continuar y el enorme riesgo es que llegue a las elecciones de 2027 con menos de la mitad de aprobación. Lo veremos.
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