Glorieta de Colón
Contrario a lo estipulado en la normatividad para los servidores públicos, de que sólo los altos funcionarios que realizan labores de seguridad tienen autorización de utilizar guardaespaldas, la presidenta del Instituto Electoral de la Ciudad de México (IECM), Patricia Avendaño, acudió al Congreso capitalino con escoltas y uno de ellos agredió a Blanca Fernández, secretaria de Igualdad de Género y Agendas de Derechos Humanos.
Esta acción evidencia el enorme distanciamiento de la presidenta del IECM con el pueblo, porque su función es resguardar, cumplir y hacer cumplir la democracia electoral y participativa, y al cargar con guaruras lo que hace es ponerle una barrera a su función, y peor con la agresión de su guarura.
En este caso, aún peor porque con mayor razón el IECM y Avendaño tienen que atender con más dedicación a los militantes y dirigentes de los partidos políticos, pues sin esos organismo no tendrían razón de ser los consejeros electorales.
Los hechos ocurrieron cuando Avendaño, literalmente, huía del recinto de Donceles y Allende, a donde tuvo que acudir a comparecer para rendir cuentas de los recursos ejercidos por el IECM durante este año, y hablar del presupuesto 2026 para ese organismo político, que seguramente va a desaparecer, de acuerdo con la tendencia de la reforma electoral de la presidenta Claudia Sheinbaum.
Avendaño no quiso dar la cara, primero, a los medios de comunicación. Reporteros la esperaron a que saliera de su comparecencia para entrevistarla, pero salió huyendo por la puerta de atrás.
Sin embargo, afuera la esperaba un grupo de militantes del PRD CDMX, quienes acudieron a manifestarse y tratar de hablar con ella, porque desde hace casi dos meses tiene en la congeladora una sentencia que debe emitir por mandato del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, que refrendó el reconocimiento de Nora Arias como presidenta del partido en la capital del país.
La presidenta del IECM no puede alegar que lleva guaruras por las protestas de militantes de partidos políticos, porque durante más de dos décadas otros consejeros electorales, nacionales y locales, han tenido que dar la cara a la gente incluso en peores momentos de disputa electoral.
Otro de los asuntos que resultó sumamente extraño en el contexto de la comparecencia de Avendaño es que por ahí andaba “defendiéndola” la ex diputada Polimnia Romana, quien se quiere hacer pasar por presidenta del PRD CDMX, aunque en realidad es espuria, pues ya ni siquiera es militante del partido político.
Polimnia tampoco le quiso dar la cara a los medios de comunicación, lo que resultó lamentable, porque era un buen momento para que informara sobre el feminicidio que ocurrió en la sede del PRD Cuajimalpa, y a ella la acusan en una carpeta de investigación de haber llevado a grupos de choque a allanar esas instalaciones y despojar al partido de éstas.








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