Mensaje Político
Alejandro Lelo de Larrea
Los habitantes de Tlalpan, de manera destacada comerciantes, seguro están celebrando que la alcaldesa Gabriela Osorio haya denunciado y vayan avanzando las investigaciones por presunta corrupción y extorsión de su antecesora, Alfa González.
Sin embargo, esas mismas personas seguro también están molestas con Osorio, y asustadas, porque apenas el jueves recibieron una muy mala noticia: en esa demarcación territorial se les descompuso la seguridad ciudadana en el último trimestre de 2024.
La última Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana (ENSU) del INEGI, arrojó que, de octubre a diciembre, los tres primeros meses de la gestión de Osorio, Tlalpan pasó de ocupar el noveno lugar en percepción de inseguridad de las 16 alcaldías, al quinto sitio. Un retroceso muy importante. Hasta septiembre de 2024, el 51.2% de las personas en Tlalpan se sentían inseguras, pero en diciembre la cifra escaló al 63.2%. Es decir, una caída de 12 puntos porcentuales. Si el universo de personas que se sentían inseguras se proyecta, resulta que el 25% de quienes se sentían seguras pasaron al sector de inseguras. Esto es alarmante, y más tratándose de una demarcación gobernada por Morena, pues se supone contaría con todo el respaldo del Gobierno de la Ciudad de México, a no ser que se lo estén regateando.
La encuesta es absolutamente confiable, no sólo porque la elabora el INEGI, sino también porque viene en serie desde hace 15 años. El territorio de Tlalpan es estratégico en la Ciudad de México, primero porque es la demarcación más grande, de mayor extensión boscosa, lo que la hace el pulmón más importante. Pero también por su colindancia con el estado de Morelos.
Hay otro dato también muy alarmante para Tlalpan, en el resultado de mismo estudio del INEGI: el número de personas mayores de 18 años que experimentó conflictos o enfrentamientos en la demarcación pasó del 39.5% en septiembre, al 60.5% en diciembre. Esto representa un incremento del 50% en el número de personas en problemas, de septiembre a diciembre.
No está clara cuál es la razón por la que se dispararon los conflictos o enfrentamientos, pero el hecho es que ocurrió en el arranque del gobierno de Osorio. Ella debería tener esa respuesta, pero si no, de todas formas está obligada a atender la delicada situación.
Lo cierto es que al clima de intranquilidad en la demarcación se ha sumado la postura de Osorio, porque ha permitido los abusos de su director general de Administración, Paul Cárdenas, quien durante varios meses arrastró pago de salarios y prestaciones de miles de empleados de la Demarcación, en el régimen de Estabilidad Laboral, Nómina 8, coloquialmente conocido como “honorarios”. Apenas hace unos días se pusieron al corriente con los pagos, y eso porque le armaron una enorme manifestación a Osorio, con fuerte presión sindical.
El déficit en seguridad ciudadana lo puede compensar un poquito Osorio con la denuncia que presentó y va avanzando en la Secretaría de la Contraloría General de la Ciudad de México, que ya va a auditar la gestión de Alfa González. La autoridad indaga una presunta red de extorsión oficial que operó durante su administración, en la que se exigía a comerciantes establecidos dinero a cambio de no cerrarles sus negocios o reabrirlos, incluso hasta con montos superiores a lo s100 mil pesos.
“Nunca nos habían mordido tan feo como con Alfa”, me confiaron algunos comerciantes de la zona céntrica de Tlalpan. Bien que indaguen a la ex alcaldesa, pero ahora Osorio también debe garantizar la seguridad. Lo veremos.
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