Mensaje Político
Alejandro Lelo de Larrea
Al menos en los primeros años de su administración, en decisiones y proyectos clave, Clara Brugada tendrá que pasar por el filtro del actual jefe de Gobierno, Martí Batres, quien aprovechó su posición para imponerle a su sucesora altos funcionarios y posiciones en el Legislativo, desde donde él puede cogobernar o al menos tener una gran influencia.
Esto es parte del pago que tenía que darle Clara a Batres por haber sido el factor determinante para bloquear las aspiraciones de Omar García Harfuch para la candidatura de Morena a la Jefatura de Gobierno, así como su intervención, previo y durante la campaña Constitucional, de perseguir a la oposición para evitar que ganaran.
Aunque son varias posiciones importantes que tendrá Batres, tres son fundamentales para la operación del Gobierno y ahí colocó a su gente: las secretarías de Gobierno y de Seguridad Ciudadana, así como la coordinación de Morena en el Congreso de la Ciudad de México.
En Gobierno, César Cravioto es totalmente del grupo de Martí Batres, desde los tiempos en que era el mandamás en la Asamblea Legislativa del DF, allá hacia finales de los años 1997, cuando Cravioto era un importante proveedor de esa instancia legislativa.
Pablo Vázquez repite al frente de la secretaría de Seguridad Ciudadana. Batres lo propuso para relevar a García Harfuch en septiembre pasado, y le seguirá debiendo a él tener ese cargo, porque tocó los resortes precisos para que Clara lo ratificara.
La coordinación de Morena y sus aliados en el Congreso quedó en manos de Xóchitl Bravo, también muy cercana a Batres, quien la propuso y Brugada tuvo que ceder. De arranque demostró buenos dotes para la negociación política, pues de inmediato consiguió tres diputados para pasar de 43 a 46 y obtener la mayoría calificada para reformar la Constitución.
Bravo también se apresuró a tomar el control de los órganos y áreas clave para la operación del Congreso, que le ha ido quitando a la diputada Martha Ávila, la más cercana a Brugada, ahora presidenta del Congreso, y quien me afirman tratará de recuperar la coordinación para el segundo año de la Legislatura.
Otra posición clave quedó en Valentina Batres, hermana de Martí: preside ya la Comisión de Presupuesto, clave en la cadena de control de la asignación y orientación del gasto público. Desde ahí, influirá para premiar a los amigos, o castigar a los adversarios. Y todavía tienen el escenario de que si se anula el triunfo de Javier López Casarín en la Alcaldía Álvaro Valentina compita en la extraordinaria, aunque dicen que tocaría otra vez género masculino. Por ahí puede llevar mano el diputado Fernando Zárate.
Batres también tiene en un diputado suyo, Gerardo Villanueva, la supervisión del gasto público, pues el legislador preside la Comisión de Rendición de Cuentas y Vigilancia de la Auditoría Superior de la Ciudad de México. Desde ahí, Batres podrá presionar a funcionarios de Brugada, a la oposición, o simplemente cuidarse las espaldas, pues seguramente tiene mucho que esconder.
Batres no quita el dedo del renglón de ratificar a su cuñado Ulises Lara como titular de la Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México por cuatro años, y de lograrlo –aunque cada día se complica más–, en definitiva Brugada estaría obligada a cogobernar con él.
Brugada tendrá un inicio complicado frente a Batres, pero también con gente encima de Claudia Sheinbaum y del propio López Obrador o su hijo Andy, como el caso de quien será secretario de Finanzas, Juan Pablo de Botton. En este contexto, la oposición podría ser su gran aliada para contrarrestar. Lo veremos.