Mensaje Político
Alejandro Lelo de Larrea
La alcaldesa de la Cuauhtémoc, Alessandra Rojo, emprendió una denuncia contra sus antecesores Sandra Cuevas y Ricardo Monreal, por corrupción. Buena decisión política, pero debe ir acompañada de pruebas, porque no sólo basta el intenso tufo a corrupción de ambas administraciones.
Sin embargo, ni con estas denuncias Rojo puede enarbolar la bandera del combate a la corrupción, porque en el primer círculo de su equipo de gobierno hay impresentables para los vecinos de esa demarcación territorial, como el caso de Agustín Torres –jefe delegacional entre 2009 y 2012–, destacado alumno de René Bejarano (a) El Señor de las Ligas. Finísima persona, diría el clásico.
La presencia de Agustín Torres en un cargo de tanta relevancia en la Cuauhtémoc es otra señal de que Rojo pactó con Bejarano y Dolores Padierna para derrotar a Catalina Monreal, con todo el discurso del “monrealato”. ¿Qué puede aportar Torres al equipo de Rojo? Seguramente le puede enseñar cómo funciona la cañería en la demarcación, el estilo clásico, los acuerdos entendidos. No sabe hacer otra cosa, ya lo demostró con su desastrosa administración.
En esa gestión, a Torres se le conocía porque era algo así como el primer ambulante de la Cuauhtémoc. Con el pretexto de “reordenar” el comercio informal en las calles de esa demarcación, permitió que proliferaran los vendedores informales en colonias codiciadas para ese negocio, las mismas que ahora ya empiezan a ver que el problema recobra fuerza. Y lo que falta.
Agustín Torres se inició al lado de René Bejarano en los 1980 altos. Ha pasado por varios partidos políticos. Fue jefe delegacional emanado del PRD, y logró brincar a una diputación en la Asamblea Legislativa del DF, para asegurarse fuero entre 2012 y 2015, año en que quiso volver a ser candidato a la Alcaldía y no le dejaron pasar, tampoco a la Cámara de Diputados. En ese momento inició una ruta de chapulineo. Como miles de perredistas, quiso brincar a Morena, pero lo rechazaron con el argumento de que tenía muchos negativos por su mala gestión como jefe delegacional.
En 2018 intentó otra vez ser candidato a la Alcaldía, primero por el PRD o Movimiento Ciudadano, donde no encontró cabida, y terminó postulado por el PRI de Enrique Peña. Quedó en un muy lejano tercer lugar: apenas el 13% de los votos, contra el 52% que obtuvo Néstor Núñez, hoy subsecretario de Comunicaciones y Transportes de la presidenta Claudia Sheinbaum, a quien por cierto Rojo no mencionó como parte de sus denuncias de corrupción, a pesar de que lo incluye en el periodo que ella ha llamado el monrealato.
En el 2021, Torres logró ser nuevamente candidato a la Alcaldía Cuauhtémoc, pero ese año jugó el papel de palero de Ricardo Monreal, quien con el apoyo de sus amigos del PVEM consiguió que lo postularan como su abanderado, para dividir el voto de Morena y sus aliados, y que pudiera ganar Cuevas, abanderada del PAN, PRI y PRD.
Cuevas no lo integró en su gabinete y por eso se marchó molesto y tiempo después fue a tocar la puerta de la organización “SUMA”, de los hermanos Morales: Efraín y Carlos Augusto, el primero hoy titular de Conagua y el otro secretario particular de Sheinbaum. Tampoco le dieron juego ahí y se tuvo que ir. En campaña, Bejarano acogió al viejo alumno y como parte de sus acuerdos con Rojo lo incorporó en esa posición clave como jefe de Gabinete. Hay más personas impresentables en el equipo de Rojo. Lo veremos.
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