Mensaje Político
Alejandro Lelo de Larrea
En el tema del Metro, la jefa de Gobierno, Clara Brugada, recurrió en las últimas semanas a la doctrina Chimoltrufia: como dice una cosa, dice otra. Hace mes y medio prometió que en marzo se reabrirían las estaciones Cuauhtémoc, Insurgentes y Chapultepec de la Línea 1, y ahora dice que antes que termine abril.
En esta semana respondió, a pregunta expresa, que esperaba pronto asumiera la Dirección General del Metro Adrián Rubalcava, y el viernes dijo que Guillermo Calderón seguirá. Otra vez: como dice una cosa, dice otra.
El martes, de manera muy concreta pregunté a Brugada: “¿Nos puede confirmar que el 1 de abril asume Rubalcava la Dirección General del Metro?”
Su respuesta: “Hoy hay una reunión con el director del Metro de cuándo va a ser la inauguración de la fase comprometida hasta Chapultepec de la L1, y haremos la definición de esa fecha. Esperemos sea lo más pronto posible”.
El viernes, la volvieron a cuestionar sobre la llegada de Rubalcava, y respondió: “Le he pedido aquí al ingeniero Calderón, desde que entré al Gobierno de la Ciudad, que nos siga ayudando en el Metro porque él conoce, sobre todo la Línea 1, que ha sido un proceso complejo, lo tiene muy, muy, claro; y con mucho rigor se ha estado avanzando”. De nuevo: como dice una cosa, dice otra.
Lo que ocurre en el caso de la “nueva” Línea 1 del Metro es un desastre. Debieron haber entregado la remodelación completa, de Pantitlán a Observatorio, en agosto de 2023. Hoy, todo apunta que no la concluyan ni siquiera en este 2025. El retraso lleva 20 meses, más lo que se acumule.
Calderón está como en la fábula de Penélope: nunca quiere terminar de tejer para no dejar la Dirección General del Metro, porque sabe que cuando acabe la obra será removido del cargo, y hay temas de corrupción que lo podrían perseguir, como el de los mil 800 millones de pesos que denunciaron en el Senado.
La presidenta del PAN en la Ciudad de México, Luisa Gutiérrez afirma que hay corrupción y por eso no terminan la remodelación, a cargo una empresa china que se la ha pasado eludiendo su responsabilidad, pues pone de pretexto que no ha cumplido porque según corporaciones mexicanas no le entregan los insumos. Calderón no se atreve a multar a la empresa, lo que no suena lógico, y por lo tanto suena metálico, como suele decir el presidente emérito.
El viernes, Brugada y Calderón enseñaron el cascarón de la Línea 1, que en realidad se ve muy bonito, pero no nos demostraron lo fundamental: su buen funcionamiento. Fue un montaje, de esos que tanto le gustan: se subieron a un vagón para tomarse fotos en la estación Insurgentes. La causa del retraso –me dicen trabajadores del Metro– es que las piezas originales son de manufactura francesa, y los chinos han tenido que adaptar las suyas para la “renovación”. Son hechizas, pues. Por eso ahora para la Línea 3 del Metro está en proceso un contrato por 20 años, que incluye remodelación y mantenimiento con la empresa francesa Alstom.
Pareciera que en el Metro ocurre más o menos lo mismo que en el Congreso federal: la presidenta Claudia Sheinbaum da una indicación, en este caso designar a Rubalcava, pero desde Palenque dictan otra. No hay que olvidar que Guillermo Calderón está en el cargo por ya saben quién y por Andy. Lo cierto es que no hay fecha que no llegue, ni plazo que no se cumpla. Lo veremos.
FOTO: Especial