Mensaje Político
Alejandro Lelo de Larrea
Como tantos otros temas, las muchas inundaciones en la capital del país durante el año –ejemplo, la terrible de este sábado– evidenciaron que Clara Brugada no estaba preparada para gobernar la Ciudad de México y, peor aún, no ha sido capaz ni de asumir la responsabilidad de sus errores. El tema hídrico la sorprendió, la tomó sin proyecto, sin estrategia, sin plan. No podía responsabilizar a sus antecesores y por eso mejor ¡le echó la culpa a Tláloc!
Desde la primera tormenta e inundación en Iztapalapa, el 2 de junio pasado, Brugada andaba en otro canal. No hubo desazolves preventivos. El mejor retrato de su Gobierno es el de inundaciones y cientos de miles de baches en calzadas y avenidas de la CDMX.
Y tan no tenía plan y desdeñaba los riesgos, que ese 2 de junio, como lo escribí en su momento en este espacio, a las 08:10 horas la SEGIAGUA alertó que a las 16:00 horas caería una tormenta. Brugada presumió a las 10:45 en su cuenta de X que estaba terminando su reunión cotidiana de seguridad, pero no dio la más mínima instrucción preventiva ante el aviso de tormenta. Mejor se fue a un evento de ciclismo, donde hizo un montaje con bicicleta y casco.
Ese día se les inundó Iztapalapa, y sólo actuaron de manera reactiva. Luego, en vez de asumir responsabilidad y hacerse cargo del problema, comenzaron a culpar al Dios de la Lluvia de los Mexicas. Aquel 2 de junio, como la noche del sábado, se hizo un mar en Iztapalapa, la demarcación territorial que, está probado, mal gobernó Brugada durante casi una década, donde su gran pasivo fue el tema hídrico: ni agua potable, ni buen drenaje.
Esa ha sido su tónica. Por ello ha sido criticada severamente. A finales de agosto entrevisté al investigador del Instituto de Geografía de la UNAM, Emmanuel Zúñiga Tovar, quien me dijo que las inundaciones o encharcamientos que se habían presentado hasta ese momento no necesariamente respondían a la cantidad de lluvia, sino más bien “a las deficiencias del sistema del drenaje y al hundimiento de la ciudad”.
Y es que, como en varios lustros no ocurría, también este año se le inundó el Centro Histórico a Brugada. En ese contexto, el investigador pidió al Gobierno de la CDMX “dejar de culpar a las lluvias por las inundaciones y encharcamientos, y actuar con acciones más eficaces, porque no solo las lluvias son la causa, sino que se deriva a la forma en que hemos transformado a la Ciudad de México, como son los hundimientos por extracción de agua y la deficiencia en el sistema de drenaje. Ahora estamos en un nivel más grande de vulnerabilidad que se incrementarán en los próximos años”.
En otras palabras, Clara Brugada ha sido meramente reactiva ante el problema. Su “Operativo Tlaloque” es paliativo, de contingencia, pero no hay plan alguno hacia la prevención o visión de futuro para resolver el problema.
Insisto, las inundaciones y los baches con la mejor evidencia de que Brugada no estaba preparada –y sigue sin estarlo, pues en un año no ha aprendido– para gobernar la CDMX. Le ha quedado enorme la responsabilidad y también se ha hecho de un equipo de trabajo en donde destacan la ineficiencia y la mediocridad en las áreas más sensibles. No puede con problemas menores como el bacheo, menos podrá con el hídrico, ni la inseguridad. Lo malo es que le faltan cinco años y la prospectiva es que lo peor está por venir. Lo veremos.
FOTO: @SSC_CDMX
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