Mensaje Político
Alejandro Lelo de Larrea
Son tres los personajes que hoy por hoy cuentan con “permiso” para trabajar por la candidatura de Morena a la Jefatura de Gobierno de la Ciudad de México, pero sus posibilidades de éxito dependen, por supuesto, de la decisión que más convenga al presidente Andrés Manuel López Obrador para la designación de Claudia Sheinbaum como inminente candidata presidencial.
En primer lugar, la alcaldesa de Iztapalapa, Clara Brugada, candidata de la nomenklatura, de la cúpula de Morena, esa élite como la del viejo Partido Comunista Soviético. Segundo: Ricardo Monreal, el candidato del arreglo presidencial para mantener la unidad y allanarle el camino a Sheinbaum. Y el candidato inviable, Omar García Harfuch, jefe de la policía, pues a pesar de que lo apoya con todo la ex jefa de Gobierno, en Palacio Nacional nomás no transita, y por eso allá hay quienes le dicen “el innombrable”.
En las últimas semanas, aunque de manera más discreta, Brugada ha reforzado el tejido de sus redes de Morena, en su búsqueda por la candidatura. En su andar se ha encontrado con que las bases del partido, los líderes en las calles, las manzanas, las colonias, están con ella. La quieren de abanderada. Pero no sólo las bases, también la burocracia del partido, los duritos que ocupan no sólo los principales cargos en el partido, sino también en el gobierno local, el Congreso, las Alcaldías, la Presidencia, en la Secretaría de Gobernación. Incluso, cuenta con el respaldo del verdadero mandamás de Morena en la capital, Andrés López Beltrán (a) Andy.
Si no fuera para Brugada la candidatura a jefa de Gobierno, de cualquier forma tiene asegurado un papel fundamental para el próximo sexenio en la Ciudad de México, no como senadora de la República, como algunos consideran. La ven como la vigía de la “4T” desde la coordinación de los diputados de Morena en el Congreso capitalino, y además la encargada de aglutinar a todas las candidatas y los candidatos a legisladores, alcaldes, concejales, para cualquiera de los dos escenarios complejos para la nomenklatura morenista. Uno de ellos sería que finalmente el presidente López Obrador termine por cumplir su palabra de entregarle a Monreal la candidatura a jefe de Gobierno, con lo que la posición de Brugada sería clave, pues es sabido que a pesar de que Monreal tiene más de 25 años en el movimiento con López Obrador, no es muy querido por las bases del partido, desde que estaban en el PRD. Ella sería el contrapeso.
Pero también Brugada puede ser clave en caso de que la oposición finalmente lograra ganar la Jefatura de Gobierno en 2024, escenario que no se ve tan lejano por el enfado que dejó la gestión de Claudia Sheinbaum, principalmente en el poniente de la capital y en las clases medias. Desde el Congreso capitalino Brugada buscaría ser el dique para hacerle la vida imposible al eventual gobierno emanado del PAN, PRI y PRD.
Y el último escenario, muy poco probable: que fuera Harfuch por Morena. Esto es más bien la candidatura inviable, pues no tiene el aval de López Obrador, no podría hacer campaña rodeado de 20 ó más guaruras, no lo respaldan las bases de Morena, no es hábil para el debate y carga el antecedente de Ayotzinapa. Pronto se irá dilucidando. Una vez elegida Sheinbaum inminente candidata el 6 de septiembre, viene un proceso similar de corcholatas a nivel CDMX, por supuesto también con los dados cargados a lo que diga AMLO, quien será el gran elector. Lo veremos. (Por vacaciones, esta columna dejará de aparecer del lunes 21 al viernes 25 de agosto)