Mensaje Político
Alejandro Lelo de Larrea
En privado, el equipo de Clara Brugada se queja que encontraron desorden en la administración de la CDMX, y a eso le atribuyen, en buena medida, que en sus primeros 100 días de gobierno tiene dos opciones: culpar al pasado o, con bajo perfil para no incomodar a Palacio, continuar con promesas.
Precisamente en estos 100 días Brugada ha enfrentado complicaciones que le heredaron y ha tenido que salir al paso con acciones emergentes, pero sin poder siquiera aludir que lo arrastra de los dos gobiernos anteriores, el de la hoy presidenta Claudia Sheinbaum, o de Martí Batres, quien fue clave para que ella lograra la candidatura de Morena y así convertirse en jefa de Gobierno.
Por ejemplo, Brugada ha tenido que afrontar el enorme problema de la interminable “modernización” de la Línea 1 del Metro, que debió estar concluida hace más de un año, pero ahora ella es responsable, porque le firmó a Batres la entrega-recepción.
En el mismo caso del Metro, Brugada lo hereda en la peor condición de falta de mantenimiento de su historia, fundamentalmente porque durante el sexenio anterior perdió en términos reales más del 30% de su presupuesto. Aquí sí tomó una buena decisión: incrementar el presupuesto, al pasar de 20 mil 500 millones en 2024, a 23 mil millones este año. Sin embargo, todavía falta que lo sepan ejercer.
Otro tema candente, del que no pude tampoco quejarse Brugada por triple razón, es la escasez de agua, pues salpicaría a las administraciones anteriores, federal, de la CDMX y la propia en Iztapalapa. Ella optó por un paliativo de esos que encantan a los neoliberales: les privatizó el agua potable, pues aunque la gente tiene el derecho constitucional a ésta, se las empezó a vender “purificada” a 5 pesos por garrafón de 20 litros.
La madrugada de este domingo se evidenció otro problema que le heredaron a Brugada: el C5 no funciona a plenitud, en muchas colonias de la capital no sonó la alerta sísmica, como en la demarcación Benito Juárez. Aquí también Salvador Guerrero Chiprés, el director del C5, debe asumir la responsabilidad, porque firmó la entrega-recepción.
También desde Palacio le enviaron una manzana envenenada a Brugada: le impusieron a su coordinadora general de Comunicación Social, Ana María Lomelí, cuya misión es mantenerla a bajo perfil público. No quieren que brille. Esto ha provocado un choque enorme en el área, pues Luz María Avilés, quien ha sido brazo derecho de Brugada para temas de medios de comunicación, se ha confrontado con Lomelí, y ya se convirtió en una guerra… que va para largo.
El tema estelar de Brugada, las Utopías, su política pública exitosa en Iztapalapa, es importante en términos sociales, pero pierde relevancia frente a los enormes retos y necesidades. Se enfrenta a dos problemas, la falta de espacios para construirlas, y que va a estar bajo la lupa porque están a cargo del secretario de Obras, Raúl Basulto, a quien la oposición le atribuye irregularidades cuando estuvo a cargo del mismo programa en Iztapalapa.
En el tema de la seguridad pública, más allá de lo que digan de “mejoría en las percepciones”, también le dejaron una papa caliente a Brugada, quien no tiene pretexto para dar resultados, pues puso a su fiscal, a los responsables del tema en diversas dependencias y van a poner pronto a sus jueces. Más que informar, a 100 días, lo que le queda a Brugada es callar ante el desorden y seguir prometiendo.
FOTO: Archivo GCDMX
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