Mensaje Político
Alejandro Lelo de Larrea
Quizás algo adelantado, pero el enfrentamiento al interior del hegemónico Partido Morena por la candidatura presidencial del 2030 ya arrancó. Se contraponen los dos grupos más fuertes, el de los radicales, que vienen de la vieja izquierda y del PRD, y los cercanos a Claudia Sheinbaum, también los priístas, muchos cargados a la derecha.
Al primero, quien hoy los representa de manera destacada es la jefa de Gobierno, Clara Brugada, con todo el respaldo del presidente emérito, Andrés Manuel López Obrador. El otro bloque hacia el 2030 lo encabeza Omar García Harfuch, secretario de Seguridad, con el apoyo de Sheinbaum.
La Ciudad de México es por hoy la principal arena de esta batalla, y seguramente lo será hasta el 2030, con una importante escala en 2027. El jaloneo por las Alcaldías es clave, pues hoy están partidas entre claristas y claudistas.
En 2023, para cederle la candidatura a la Jefatura de Gobierno a Brugada, tuvo que ceder varias demarcaciones que va a buscar recuperar. Los alcaldes de su equipo son pocos: Nancy Núñez, de Azcapotzalco; Fernando Mercado, de La Magdalena Contreras; Xavier López Casarín, de Álvaro Obregón. Venustiano Carranza, de Evelyn Parra, no es precisamente de Clara, pero la apoya al máximo.
Prácticamente todos los alcaldes del PAN están con la jefa de Gobierno, de manera destacada Carlos Orvañanos, con quien tiene una relación más estrecha, porque ambos fueron jefes delegacionales entre 2009 y 2012. Orvañanos es un político conciliador, y vaya que ahora más lo necesita, porque no ha sido fácil ponerle orden al desastre que le dejó Adrián Rubalcava. Otro panista, Luis Mendoza, de Benito Juárez, también es buen aliado de Brugada. Ambos pueden reelegirse en el 2027.
Mauricio Tabe, de Miguel Hidalgo, y Giovani Gutiérrez saben que a ellos y sus gobernados lo que más les conviene es estar bien con Clara, y así lo hacen. Constitucionalmente ya no pueden reelegirse. Alessandra Rojo de la Vega, de Cuauhtémoc, tiene buena relación con Brugada, vía su director general de Gobierno, Obdulio Ávila, un político experimentado.
Los que son contrarios a Brugada, que apoyaron a Harfuch en la interna de 2023 y fueron una imposición de la entonces candidata presidencial Sheinbaum. La mayoría difícilmente va a reelegirse. Los casos tristemente más sobresalientes en este rubro: Janecarlo Lozano, de la Gustavo A. Madero, quien también quedó impedido para impulsar al hermano o a la esposa como posible sucesor. Iztacalco, de Lourdes Paz, quien no ha podido conformar sus propios grupos de apoyo en territorio, como el diputado local Pablo Trejo.
Otro caso es Milpa Alta, donde también los duritos de Morena tuvieron que ceder el espacio a Octavio Rivero, que venía del PAN y Movimiento Ciudadano. En Tláhuac, donde la alcaldesa Berenice Hernández Calderón se reeligió, no la tendrá fácil el cacique de la zona, Rigoberto Salgado.
De los contras de Brugada el balance más favorable en cuanto a resultados lo tienen Gabriela Osorio, de Tlalpan; y Aleida Alavez, en Iztapalapa, quien no va a dejar de apoyar a Harfuch, porque su principal apoyo para evitar que los morenistas dinamiten su gobierno es la presidenta Sheinbaum. Circe Camacho, de Xochimilco, emanada del PT, también está del lado opuesto a Brugada, y por eso la ataca tanto la gente de ella.
Aunque falta mucho para el 2030, la disputa por esa candidatura ya empezó y la confrontación entre Brugada y Harfuch será permanente. Lo veremos.
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