Tú eres el héroe de esta película, papá, dijo Nacif al `Gober Precioso’.
Tardaron más de 15 años en que se comience a hacer justicia
Sobre el llamado, «gober precioso» pesa una orden de aprehensión por el presunto delito de tortura en agravio de la periodista Lydia Cacho.
Ciudad de México, 3 febrero 2021 (ENRIQUE SERNA / CDMX MAGACÍN).- En información de último minuto, se dio a conocer la detención del exgobernador de Puebla, Mario Marín, tras un cateo a un domicilio en Acapulco Guerrero.
Sobre el llamado, «gober precioso» pesa una orden de aprehensión por el presunto delito de tortura en agravio de la periodista Lydia Cacho, por lo que será trasladado a Cancún, Quintana Roo, donde se le requiere penalmente.
El presunto delito se remonta a 2005, cuando la comunicadora fue detenida bajo el cargo de difamación y calumnia contra el empresario de la mezclilla, Kamel Nacif, quien según un libro publicado por Cacho, celebraba fiestas en las que se pervertían menores de edad.
El exfuncionario era buscado en 194 países debido a una ficha roja emitida por Interpol, solicitada por las autoridades mexicanas. En abril de 2019, María Elena Suárez, Magistrada a cargo del Primer Tribunal Unitario Vigésimo Séptimo Circuito, ordenó la aprehensión de Marín así como del empresario.
En aquellos días, se filtró una llamada telefónica en el Kamel Nacif agradeció a Mario Marín por su apoyo para «darle un coscorrón» a la periodista. Aquí el diálogo:
—Quiúbole, Kamel.
—Mi gober precioso.
—Mi héroe, chingao.
—No, tú eres el héroe de esta película, papá.
—Pues ya ayer le acabé de darle un pinche coscorrón a esta vieja cabrona. Le dije que aquí en Puebla se respeta la ley y no hay impunidad y quien comete un delito se llama delincuente. Y que no se quiera hacer la víctima y no quiera estar aprovechando para hacerse publicidad. Ya le mandé un mensaje a ver cómo nos constesta. Pero es que nos ha estado jode y jode, así que se lleve su coscorrón y que aprendan otros y otras.
—Ya sé, y es que estos cabrones siguen sacando mamadas y mamadas. Pero yo hice una declaración. Fui a la televisión.
—Ah, qué bueno. ¿Allá en México o acá en Puebla?
—Aquí, pero dijeron que la iban a mandar allá. Salió aquí. Y yo en el Milenio le dije, si lo quieres leer, le dije, pus al señor gobernador no le tembló la mano.
—Ni nos tiembla ni nos temblará.
—Pinche bola de ratas. ¿Qué han hecho? Qué asquerosidad es esto, ¿eh?
—No, se sienten Dios en el poder.
—Así es. Yo te hablé para darte las gracias. Sé que te metí en un problema pero…
—No’mbre, a mí me gustan esos temas. Coincido contigo en que, jijos de la chingada, en esos temas… digo… no somos santos, desde luego, pero si alguien tiene pruebas que las presente. Y si no que se calle la boca.
—Oye, pero en algo tan vergonzoso, mi distinguido. Porque es vergonzoso.
—Así es.
—Y yo para darte las gracias te tengo aquí una botella bellísima de un coñac que no sé adónde te la mando.
—Pues a Casa Puebla.
—Yo te la quería dar personalmente, pero estás todo ocupado.
—Mándamela a Casa Aguayo, para echármela.
—¿Te la vas a echar? Pues entonces te voy a mandar dos, no una.