Glorieta de Colón
Otra vez se evidencia el falso el discurso cercanía con el pueblo. La jefa de Gobierno, Clara Brugada, al estilo del más recalcitrante viejo priísmo ‘gandalla’, tomó las calles aledañas al Congreso de la Ciudad de México y puso sus reglas al interior del Recinto. Desde una hora y media antes que llegara para su Informe sus guaruras ordenaron que nadie permaneciera en los alrededores, ni siquiera en las escalinatas. Para eso llevaba a su “estadito mayor”, guaruras de corbatita lila. A la hora de la salida fue lo mismo, custodia calles a la redonda, hasta sus oficinas del Ayuntamiento. Así suele moverse todos los días. Ni el profesor Hank en los años 1970 hacía eso.
Alcaldesa denuncia agresión
Hasta personal administrativo la hizo de guarura. La alcaldesa de Cuauhtémoc, Alessandra Rojo de la Vega denunció que una funcionaria de la Oficialía Mayor del Congreso intentó impedirle el acceso al recinto legislativo, con el argumento de que nadie podía acercarse a la comitiva de la jefa de Gobierno. Dijo que la siguieron reteniendo, aunque Brugada ya estaba a 50 metros. Rojo de la Vega acusó que la funcionaria –se llama Jessica Yareni–, la empujó y la agredió físicamente en un acto oficial.
Las mejores porras
Llamó mucho la atención cuando Brugada entraba al salón de Plenos, las alcaldesas más aplaudidoras fueron las que peores resultados han dado: de Azcapotzalco, Nancy Núñez; Lourdes Paz, de Iztacalco, y Gabriela Osorio, de Tlalpan. Si fueran tan buenas para gobernar como para echar porras, tendrían garantizada su reelección, pero es al contrario.
Lobo, por la culata
Hablando de porras, al diputado federal de Morena, Víctor Hugo Lobo le salió el tiro por la culata, porque acarreó gente para que vitoreara a Brugada afuera del Congreso y no le sirvió de nada, porque en el salón de Plenos se puso en la fila para saludar a la jefa de Gobierno, pero ella se pasó de largo y se quedó prácticamente con la mano estirada.
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