Mensaje Político
Alejandro Lelo de Larrea
El fin de semana pasado se destapó el ex jefe de Gobierno del Distrito Federal, Miguel Mancera, para la Presidencia. Y aunque sea sueño guajiro su aspiración, hace recordar la maldición de la capital del país, que enfrenta Claudia Sheinbaum rumbo al 2024.
Esa especie de salación es que ser el titular de la administración del Distrito Federal o Ciudad de México, como regente o como jefe de Gobierno, jamás ha servido como plataforma para brincar de inmediato a la Presidencia de la República. Ni siquiera en muchos casos ha sido útil para obtener la candidatura presidencial del partido en el que milita, sino incluso ha sido obstáculo.
El único ex titular del Ejecutivo de la capital que ha logrado ser presidente es Andrés Manuel López Obrador, aunque no lo logró inmediato saliendo de la Jefatura de Gobierno, sino 13 años después de concluida su gestión en 2005, cuando arrancó la candidatura del PRD para 2006, en la que no ganó.
El primer caso de un regente del entonces Departamento del Distrito Federal (DDF) que quiso ser presidente es el Javier Rojo Gómez, quien encabezó la administración capitalina durante el gobierno de Manuel Ávila Camacho (1940-1946).
Rojo Gómez tenía muy buen padrino: Maximino Ávila Camacho, el todo poderoso hermano del presidente, quien hizo y deshizo durante su mandato, pero que al final no logró colocar a su candidato para la sucesión. Al igual que otro regente en 1993, Rojo Gómez hizo berrinche cuando designaron a Miguel Alemán como el candidato oficial. Emitió un discurso en el que dijo todo lo que iba a perderse el país sin él como presidente, pero tuvo que seguir al frente del DDF hasta 1946.
El otro regente que hizo berrinche tras no ser designado candidato presidencial fue Manuel Camacho Solís, quien por su cercanía con Carlos Salinas desde los tiempos de estudiantes en la Facultad de Economía de la UNAM siempre sintió que debía ser el candidato del PRI. Cuando Salinas optó por Luis Donaldo Colosio, en noviembre de 1993, Camacho renunció al DDF, y nunca dejó de ser sombra de la campaña del sonorense hasta que fue asesinado el 23 de marzo de 1994.
Cuauhtémoc Cárdenas buscó y ganó fácilmente la primera jefatura de Gobierno del DF electa en 1997, posición que pensó lo catapultaría a la Presidencia de la República en 2000. Pero al contrario, en vez de ayudarle, los problemas políticos y de seguridad fueron acaso la principal causa de su derrota.
Un año antes de los comicios de 2012, Marcelo Ebrard jefe de Gobierno tenía altos índices de aprobación y mejores atributos positivos que López Obrador, quien al final resultó el candidato de las izquierdas a la Presidencia. Fue derrotado por Enrique Peña, quien obligó a Ebrard a exiliarse.
Mancera jefe de Gobierno tenía tan mala calificación, que mejor optó por cuidarse las espaldas con fuero Constitucional y consiguió una candidatura al Senado.
Sheinbaum tiene todo el apoyo presidencial, pero los problemas que ocurren de manera cotidiana en la gran urbe, como incidentes, accidentes, muertos en el Metro, inundaciones, delincuencia, depresión económica, la tienen en una tendencia descendente, leve, pero descendente en sus índices de aprobación, que podrían desbarrancar sus posibilidades y finalmente padecer la maldición de la Ciudad de México. Lo veremos.