Mensaje Político
Alejandro Lelo de Larrea
Durante el proceso electoral por la Jefatura de Gobierno difícilmente habrá alguien que sin rubor alguno haya vilipendiado un noble encargo público para hacer campaña a favor de Clara Brugada, siempre pendiente de salir en las porras, en las fotos con la candidata ganadora. Esa ignominia ya fue recompensada.
Es Salvador Guerrero Chiprés, el mismo que encabezó huelgas en el periódico más importante para la izquierda mexicana –a la fecha no se lo han perdonado–; que abandonó la causa que se comprometió a defender de la Fraternidad de Reporteros en momentos críticos de 1995 por una beca que le dio el gobierno de Ernesto Zedillo; que también de manera reciente le haya hecho una amenaza velada a un periodista: “¡Estás muy duro con gente muy poderosa del gobierno! Eso me dijeron”, comentó.
Guerrero fue nombrado por Clara Brugada como próximo coordinador general del “Centro de Comando, Control, Cómputo, Comunicaciones y Contacto Ciudadano de la CDMX (C5)”. Para una responsabilidad técnica, una designación con criterios políticos, porque ni es policía, ni experto en emergencias, ni en cibernética. Tuvo una faceta de aprendiz de policía en el gobierno de Enrique Peña (donde no pasó de hacer grilla burocrática), y otra más con Manuel Mondragón –asesor de Santiago Taboada– en la Secretaría de Seguridad del DF.
No debería ser un premio político el C5, por la responsabilidad que tiene, según la propia administración pública capitalina establece: “Es la dependencia del GCDMX encargada de captar información integral para la toma de decisiones en materia de seguridad pública, urgencias médicas, medio ambiente, protección civil, movilidad y servicios a la comunidad en la capital del país a través del video monitoreo, de la captación de llamadas telefónicas y de aplicaciones informáticas de inteligencia, enfocadas a mejorar la calidad de vida de las y los capitalinos (sic). Incluye la alerta sísmica –cuando funciona–, Locatel, Denuncia Anónima (089) y el 911.
Al designarlo, Brugada argumentó: “Es parte del gabinete de la ciudad desde hace seis años”, con lo que colocó en la línea de la ilegalidad y la inmoralidad toda la campaña que Guerrero hizo a su favor, incluso en horas de trabajo dejando a un lado su responsabilidad como titular del Consejo Ciudadano para la Seguridad y la Justicia. En esas manos queda el C5, vital para el funcionamiento de la CDMX.
En realidad, el plan para Guerrero no era el C5, sino la titularidad de la Secretaría de Seguridad Ciudadana, donde –por ahora– Brugada tuvo que ratificar a Pablo Vázquez.
Como parte de su curva de aprendizaje, Guerrero debería estudiar el trabajo de sus antecesores, en particular de Idris Rodríguez, quien apenas una hora después de transcurrido el terremoto del 19s en 2017, tenía un reporte del estado que guardaba la CDMX, para enfrentar la emergencia de manera eficiente, como ocurrió.
La designación del titular del C5 debió tener absolutos criterios técnicos, pero Brugada la hizo política, por al menos cuatro razones: 1) Es la antesala de encabezar la SSC; 2) desde el C5 se puede hacer espionaje político y “seguimientos” a la carta; 3) ahí sí tienen cifra negra, la real de delitos que se cometen día a día, que seguro querrá esconder, y 4), se mueven miles de millones de pesos en mantenimiento y adquisición de equipo de videovigilancia, de manera totalmente discrecional. El nombramiento de Guerrero no parece buen augurio para los habitantes de la CDMX. Lo veremos.