Mensaje Político
Alejandro Lelo de Larrea
Acaso el compromiso más importante que hizo Carlos Orvañanos durante su campaña por la Alcaldía Cuajimalpa fue acabar con la extorsión que, acusó, existía en la administración anterior. Hoy, a 7 meses de haber iniciado su gestión no hay el mayor indicio al respecto, sino al contrario. Ya hasta empresarios que lo apoyaron dicen que ese panista fundó el ‘cartel de la extorsión’.
Comerciantes me han hecho llegar comentarios, quejas y denuncias sobre la existencia de un esquema de presunta extorsión construido desde la Dirección General Jurídico y de Gobierno, que encabeza Guillermo Huerta Ling, seguramente con la posible complicidad del alcalde panista Carlos Orvañanos.
El modelito de los chantajes de que se quejan comerciantes les hizo crisis la semana pasada, cuando el propio Orvañanos recibió un video en el que se prueba que un protegido de Huerta extorsionó en comercios de Centro (Plaza) Santa Fe.
Se trata de Raúl Ramírez Palma, subdirector de Patrimonio Inmobiliario y Tenencia de la Tierra, quien precisamente por ello fue cesado de su cargo la semana anterior. Tan burdo era el modelito de extorsión –del que sabía Orvañanos–, que sin tener un cargo de supervisión, Ramírez Palma chantajeaba comerciantes.
Todavía hay riesgo de que, ya despedido, Ramírez Palma siga extorsionando a sus anchas, pues goza de la protección de Huerta Ling, todo un experto en asuntos pecuniarios, desde los tiempos en que le tocaba negociar pagos en efectivo en las precampañas presidenciales de Santiago Creel, a quien le sigue rindiendo cuentas. Tanto, que está buscando conseguirle permisos para abrir más casinos en Cuajimalpa. Cuando Creel fue secretario de Gobernación, entre 2000 y 2005, otorgó más de 140 permisos para casinos.
Parte de la corrupción en Cuajimalpa apunta hacia Marko Cortés, otro personaje hechura de Creel. Tiene metidas las manos en los negocios con el presupuesto, e incluso forma parte del grupo que está transfiriendo el cartel inmobiliario de Benito Juárez a Cuajimalpa. En su calidad de presidente del PAN –cargo que convirtió en segunda división–, Cortés firmó todas las candidaturas del partido en 2024, y a todos les pidió su tajada, al estilo de Coahuila.
Aquel caso es emblemático, de los acuerdos oscuros e inmorales de la alianza del PAN con el PRI en aquella entidad para apoyar la candidatura de Manolo Jiménez. El propio Cortés cometió la estupidez de revelar un acuerdo firmado en que se repartieron alcaldías, diputaciones, cargos en el Gabinete y hasta las Notarías de la entidad.
En Cuajimalpa, a Cortés le tocó la Dirección General de Obras y Desarrollo Urbano, que dejó en manos de su paisano michoacano, el diputado federal Armando Tejeda, quien puso ahí a su suplente, Jesús Gómez Gómez.
En la misma lógica con tintes de cartel de la extorsión, Orvañanos también rompió pactos con grupos de ciudadanos que lo apoyaron en su campaña, como el caso de Rodrigo Pino, líder vecinal de Bosques de las Lomas, quien fue removido de la Dirección de Desarrollo Urbano para colocar ahí a otro cercano a Cortés. Se trata de César Hernández Soto, igual finísimo para asuntos pecuniarios. Viene de ser director de Desarrollo Urbano en Naucalpan, donde opera otro cartel inmobiliario panista, que se extiende a Huixquilucan y Atizapán.
Así florecen la extorsión y la corrupción en Cuajimalpa, donde Orvañanos debería tener presente que existe la revocación de mandato. Lo veremos.
FOTOS: Wikipedia / Centro Santa Fe / X – @GuillermoHuerta
Discussion about this post