Mensaje Político
Alejandro Lelo de Larrea
El principal impulsor para acabar con “el día del presidente” en 2006 fue Andrés Manuel López Obrador, quien como mandatario ya no revivió esa práctica banal del viejo priísmo recalcitrante. Pero en la Ciudad de México es al contrario: Clara Brugada, más que rendir cuentas o informar ante el Congreso, el domingo fue a que le aplaudieran, cual si fuera ‘el día de la jefa de Gobierno’.
Esto va en contrasentido de que la capital del país es una Ciudad de vanguardia, progresista, que gobierna el grupo político y movimiento cuyo líder moral es AMLO, pero que en este tema no son consecuentes con su legado.
El domingo fue patético lo que ocurrió en el Congreso de la Ciudad de México, porque para celebrar ‘el día de la jefa de gobierno’, el recinto fue literalmente tomado por guaruras de Brugada con corbatita lila, apoyados por personal de la administración capitalina que la hizo de policía, de escolta, sin que su responsabilidad laboral sea esa.
Casi sin límites, porque obligaron a la gente a despejar las calles aledañas al Congreso de la Ciudad de México para que sólo las porras pagadas estuvieran en las orillas y el arroyo vehicular completamente libre para que pasara Brugada. Sólo faltaron la alfombra roja y las matracas.
Parte del libreto fue que todos los trabajadores del Ejecutivo y el Legislativo tenían la instrucción de aplaudir y ayudar a abrirle paso.
Muestra de ello es lo que ocurrió con la alcaldesa de Cuauhtémoc, Alessandra Rojo de la Vega, quien acusó que Jessica Yareli, funcionaria de la Oficialía Mayor del Congreso –quien no tiene funciones de policía, ni de resguardo, y menos para ‘despejar’ la vía pública–, la frenó en la calle, con el argumento de que no podía acercarse a la comitiva de Brugada, quien iba llegando al Congreso.
La alcaldesa denunció incluso que la funcionaria la empujó y la golpeó. Seguramente Jessica Yareli esperaba la felicitación de Morena porque trabó el paso de una alcaldesa de oposición.
Desde la entrada al Congreso le hicieron valla a Brugada, pasando por el vestíbulo y ya en el salón de Plenos, diputados de todas las bancadas, incluso los de oposición panista, se acercaron a la salutación, a felicitarla en ‘el día de la jefa de Gobierno’.
En el Congreso federal desde hace casi 20 años desapareció ‘el día del presidente’, a propósito del fraude electoral denunciado en 2006 por el entonces candidato de la izquierda, Andrés Manuel López Obrador. El presiente en esos días, Vicente Fox había tenido su festín el 1 de septiembre de cada año, entre el 2001 y 2005. Entregaba su Informe, leía un discurso ante el Pleno Cameral y era vitoreado hasta por priístas y perredistas. Pero después de la polémica elección, diputados del PRD, PT y Convergencia impidieron que Fox ingresara al Pleno para celebrar su día. “Entregas tu Informe y te vas”, le dijeron.
Por eso llama la atención que casi 20 años después en la CDMX prevalezca un festejo en el Legislativo para el gobernante en turno, lo que ha ocurrido desde Cuauhtémoc Cárdenas en 1998 hasta el domingo pasado con Brugada. No se trata de una verdadera rendición de cuentas, y menos por el discurso de la jefa de gobierno, en que no pareció un acto republicano, sino como un mitin para atacar a la oposición.
Ya es momento para que los legisladores hagan un cambio de formato para que la jefa de Gobierno sea cuestionada y que no sólo llegue a que le aplaudan su discurso y le echen porras. Lo veremos.
Discussion about this post