CIUDAD DE MÈXICO 06 octubre, (CDMXMAGACÍN).El sur de la capital del país es rico en cultura, historia, medio ambiente y ni se diga en su deliciosa comida, señaló Berenice Hernández Calderón, alcaldesa de Tláhuac.
Al asistir como invitada especial a la inauguración de la 47 edición de la Feria del Mole de San Pedro Atocpan en laalcaldía Milpa Alta, hizo una cordial invitación a todas las familias de la Ciudad de México a visitar la Ruta Gastronómica Tláhuac-Milpa Alta.
Mencionó que la cocina típica de los pueblos lacustres de la cuenca de México está ligada al corazón, la cultura, la historia y los valores de sus habitantes.
“La Feria del Mole es una de las ferias más importantes de la Ciudad de México y de todo el país, debido a que la engalana uno de los manjares más mexicanos”, puntualizó.
“Un excelente plan para las familias este fin de semana, es la Ruta Gastronómica Tláhuac-Milpa Alta’, la cual puede comenzar en la Feria de la Hortaliza en Mixquic y terminar en la Feria del Mole de Milpa Alta”, sugirió.
Dijo que la Feria Cultural y Gastronómica de la Hortaliza en San Andrés Mixquic es una iniciativa impulsada por productores agrícolas de la población, lo que significa una gran oportunidad para conocer la diversidad gastronómica de Tláhuac, la variedad de productos y la belleza de los paisajes que ofrecen al visitante las Áreas Naturales Protegidas de la demarcación.
Además, recordó que San Andrés Mixquic se distingue por ser el mayor productor de hortalizas en la Ciudad de México, con una producción anual de 73 mil toneladas, y que incluye una amplia variedad de productos como acelgas, espinacas, lechugas, rábanos, apio, maíz, cilantro, brócoli, col, coliflor, calabaza, chilacayote, huauzontle, chile criollo y verdolaga, entre otros productos.
Para finalizar, agradeció la invitación de su homólogo en Milpa Alta, Octavio Rivero Villaseñor, al quien catalogó como gran anfitrión, al igual que a las y los productores de mole de San Pedro Atocpan, quienes colaboraron en la preparación de una enchilada de mole con 80 metros de largo, platillo que fue catalogado por los organizadores como la “enchilada de mole más grande del mundo”.
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