Mensaje Político
Alejandro Lelo de Larrea
Hay un hecho significativo que ilustra el descuido que ha tenido para el Gobierno capitalino la atención a jóvenes: el Instituto de la Juventud (Injuve) ni siquiera tiene instalaciones propias.
Desde su creación, en el 2000, han andado del tingo al tango. El sitio donde más tiempo han durado es prestado e incluso están por lanzarlos de ahí: es el edificio del Metro Colegio Militar. Pronto saldrán, porque el Gobierno de Clara Brugada pretende construir ahí una Utopía, por lo que el Injuve, de nueva cuenta, irá de arrimado a otro sitio.
Por eso no sorprendió cuando el pasado martes, Ana Karen Sotero, al recibir el Premio de la Juventud de la CDMX 2025, ante el Pleno del Congreso capitalino denunció la falta de atención a las mocedades, por parte de las autoridades y toda la clase política, sin distinción de partidos. Las personas entre 18 y 29 años en la CDMX equivalen al 19% de la población, o sea 1.7 millones de 9.2 millones de habitantes.
“A mí me ha afectado directamente cómo ha aumentado el crimen organizado y cómo se están llevando la juventud al narcotráfico. Me parece que es inadmisible que no se estén tomando medidas drásticas… Yo resido en la Ciudad de México, pero soy parte de una comunidad que el crimen organizado desapareció, qué es El Barrio del Cobradero, donde nunca nadie nos puso atención”.
La postura de la joven de 23 años dejó en evidencia que programas sociales como el que supuestamente fue estrella en el Gobierno de López Obrador, “Jóvenes Construyendo el Futuro”, no lograron el objetivo de arrebatarle al crimen organizado a la juventud.
Las autoridades no tienen una evaluación profunda de los alcances del programa, salvo cifras generales. Se sabe que entre 2019 y lo que va de 2025 más de 100 mil jóvenes han recibido la subvención de 12 meses de beca, que a montos actuales equivale a 8 mil 480 pesos mensuales.
En general, la información oficial dice que se han capacitado en oficios, trabajo administrativo, en pymes y Gobierno. Pero no hay datos precisos de cuántos beneficiarios a la fecha conservan un empleo producto de ese programa.
El reclamo de Ana Karen Sotero el martes pasado ilustra la realidad: “No tenemos seguridad laboral, no tenemos sistemas de salud que sean accesibles, tampoco tenemos el suficiente acceso a la educación para que más personas destaquen. Sí, somos el futuro, pero ¿qué pasa con el presente? ¡Nos moriremos de hambre!” Por eso exigió que “aquellas personas que ocupan los cargos políticos de poder realmente se pongan las pilas y trabajen en pro de la juventud”.
Un ejemplo del descuido a los jóvenes por parte de la administración de la CDMX es que programas sociales tan importantes que había en ese Instituto de la Juventud, como la “Clínica de las Emociones”, fueron cancelados desde el Gobierno de Claudia Sheinbaum, simple y llanamente porque provenían de la gestión de Miguel Mancera. Fue un exitoso proyecto que ideó y encabezó la entonces directora del Injuve, María Fernanda Olvera.
No cabe duda, gran discurso de Ana Karen, profundo, estridente, con gran impacto en comunicación, pues viralizó en redes sociales. ¿Pero qué sigue? ¿Habrá despertado en la jefa de Gobierno Clara Brugada la voluntad política para hacer algo distinto y que verdaderamente funcione? ¿O pasada la burbuja mediática por la señal de alarma en el Congreso todo seguirá igual? Lo veremos.
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