Mensaje Político
Alejandro Lelo de Larrea
Paradojas de la política: como presidente, Enrique Peña Nieto, y como jefe de Gobierno, Miguel Ángel Mancera, tuvieron la fotografía política que siempre deseó en su calidad de primer mandatario Andrés Manuel López Obrador: con el Papa Francisco, quien nunca quiso “ayudarle a la pacificación del país”, porque consideraba el plan del tabasqueño como un “pacto con el diablo”.
Fue exactamente hace 9 años, 21 de abril, cuando Francisco –acaecido este lunes– estuvo en la capital del país, a donde nunca quiso regresar, a pesar de tantas invitaciones que le hiciera López Obrador, esencialmente para la dizque pacificación, esa que nunca logró en su sexenio, sino al contrario: el número de muertes violentas creció 37% respecto de su antecesor, al cerrar su gestión el 30 de septiembre con 199 mil 952 casos, según cifras oficiales.
En sus campañas de 2006 y 2012 AMLO no manifestó interés en reunirse con el sumo pontífice del momento, Benedicto XVI, acaso porque no era popular, como su antecesor Juan Pablo II. Había quienes interpretaban que no lo hizo porque profesa la religión evangelista. En 2015, fundado su partido, López Obrador sí le encontró rentabilidad política al Papa Francisco y fue a verlo a El Vaticano. En su campaña presidencial 2018 y la primera etapa como jefe de Estado le hizo varias invitaciones para que viniera a México y le “ayudara a pacificar” al país. Evidentemente no lo convocaba como jefe del Estado Vaticano, sino como líder religioso, por la importancia que representa, el beneficio político que podía sacarle para su imagen tanto en México como en el plano internacional –mil 400 millones de fieles–, y más por tratarse del primer sumo pontífice en la historia que es de origen latinoamericano.
Hábil, el Papa Francisco siempre eludió al tabasqueño, pues nunca le quedó claro cuál sería su papel en esa “pacificación”. Todo parecía que era meramente una visita al país, una foto y ya. No se dejó utilizar.
Probablemente por esa razón, cuando en 2019 en una entrevista con Televisa le preguntaron a Francisco sobre el diálogo entre gobierno y delincuencia, respondió que le sonaba mal. “Es como si yo para ayudar a la evangelización de un país pactara con el diablo”. AMLO nunca se atrevió a dar posibilidades de que el Papa viniera a México.
Esa visita habría sido muy redituable. A pesar de que en las últimas décadas la religión católica ha ido perdiendo adeptos porcentualmente, todavía es la que más se profesa. Según el último censo del INEGI, son 97.9 millones de personas las que practican el catolicismo, lo que equivale al 77.7% de los ciudadanos.
De manera tangencial López Obrador ha utilizado emblemas católicos para su proselitismo. Por eso eligió como el acrónimo de su partido “Morena”, para aludir a la Virgen de Guadalupe, un ícono no sólo en México, sino en el mundo.
El Papa Francisco tuvo una participación, acaso involuntaria, en su calidad de líder religioso en las campañas presidenciales del año pasado. Xóchitl Gálvez, la abanderada de la oposición, consiguió una reunión con él y la promovió ampliamente. Apenas unos días después, a pesar de que confesamente no practica religión alguna, Claudia Sheinbaum también fue a sacarle jugo político al Papa Francisco: la recibió y se tomaron la foto.
Hasta hoy, el presidente emérito López Obrador no se ha pronunciado sobre el fallecimiento del papa Francisco. Seguramente seguirá su silencio público. Lo veremos.
FOTO: Archivo, video de Presidencia
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