ROMPECABEZAS
ABEL LUNA ESPINOSA
ENTRE LAS GRANDES disyuntivas que rodean a quienes asumen el poder presidencial, está la de establecer un férreo control de las publicaciones de la prensa, sea escrita, radiofónica, televisiva y en las redes sociales; o, en dado caso, ser tolerantes y permitir las críticas.
Así, desde su llegada a esa función de representación popular el tabasqueño Andrés Manuel López Obrador redujo a la mitad el presupuesto de difusión, bajo la falacia de evitar la corrupción y el famoso “chayo”, al que, por cierto, no tienen claro él o sus allegados cuál ha sido la historia de ese “apoyo” para los reporteros, y que ahora ha trascendido de los jefes de información a los dueños (empresarios) de grandes consorcios “informativos”, así entre comillas, envuelto en pautas y campañas originadas en presupuestos públicos.
Pero, hasta el momento, ha tenido como resultado el aumento de las cifras en las tareas de difusión gubernamentales concentrándolas en unos cuantos medios de difusión, proclives pero nunca críticos o cuestionadores de las decisiones del Ejecutivo Federal.
“…pero hay algo mejor, con la ayuda de la oculta lealtad de estas gacetas públicas, puedo decir que dirijo a mi antojo a la opinión en todas las cuestiones de política interior o exterior. Activo o adormezco el pro y el contra, lo verdadero y lo falso. Hago anunciar un hecho y lo hago desmentir, de acuerdo con las circunstancias…”*
¿Cuántas de estas ideas, convertidas en propósitos, habrán cruzado por el Titular del Ejecutivo?
Pero la situación no es nada simple. Personas cercanas a Palacio Nacional me confirman que, efectivamente, es una persona que toma sus decisiones sin tomar muy en cuenta las tarjetas, los análisis de sus asesores, o las propuestas de sus más cercanos. Y en la mayoría de las ocasiones llega a caer en la imposición de puntos de vista.
Ello nos puede dar la respuesta a las llamadas “ocurrencias” en las decisiones de gobierno. Quizá uno de los puntos más lamentables sea la reducción de presupuestos a diestra y siniestra, sin ninguna consideración de las consecuencias sociales, humanas o económicas.
Ello ha llevado a al convencimiento de algunos observadores políticos de poner en tela de la duda, la situación de la salud del oriundo de Macuspana y yendo más allá de su calidad de vida puede apuntarse –un dato a vuelapluma- la tardanza que tiene para la adecuada hilación de sus ideas durante sus encuentros matutinos con la prensa.
La gran tentación de los hombres públicos ha sido la de sujetar a la prensa, plegarla a sus decisiones, sin miramientos, sin críticas, para presentar al pueblo que está haciendo lo mejor en beneficio, precisamente, de “las grandes mayorías” de mexicanos.
UN GRAN RESBALÓN de la Titular de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) ocurrió en días pasados cuando se difundió un comunicado en el que menciona la revisión “responsable y seria” de la petición de un grupo numeroso de trabajadores de la Agencia de Noticias del Estado Mexicano NOTIMEX, quienes han denunciado a su directora general por desvíos de fondos, despidos injustificados y uso del presupuesto de la agencia para denostar a los propios reporteros.
Según la CNDH no ha prejuzgado las demandas de diversos actores, trabajadores y ex trabajadores, sindicatos, organismos de la sociedad civil, y la propia Dirección de la agencia, mismas que están siendo revisadas responsable y seriamente, y en su momento serán desahogadas en estricto apego a los derechos humanos.
En medio de la cesantía absoluta de las actividades de los colegas desde hace más de un año, sin ningún ingreso, ahora los integrantes de la Comisión manifiestan sus buenos propósitos de llegar a la construcción de lo que califican “una resolución justa, sin presiones de ninguna índole”