• El 28 de abril se celebra el Día Mundial de la Seguridad y la Salud en el Trabajo, donde se busca principalmente promover un ambiente de trabajo saludable y digno.
• Al no existir mejores condiciones en los centros de trabajo, el 75% de los trabajadores mexicanos padece fatiga por estrés laboral, superando a países como China y Estados Unidos.
• “Uno de los pilares necesarios para construir una empresa segura y saludable, es contar con un buen liderazgo preventivo”, indicó BC&B, firmal legal y de negocios.
Ciudad de México, a 27 de abril, (ESFERA EMPRESARIAL).–A más de un año de que inició el confinamiento derivado por la pandemia que aún seguimos enfrentando, actualmente se sigue poniendo a prueba la capacidad de quienes lideran las empresas para hacer frente a esta situación. Y es que, evidentemente, un buen líder se define en función de sus acciones, y no existe mejor momento que una crisis para poner a prueba esas virtudes y capacidades.
Bajo este contexto, existen diversos ejes que actúan como pilares necesarios para construir una empresa segura y saludable, consiguiendo que la prevención cumpla con sus objetivos; uno de ellos es el liderazgo preventivo. Por este motivo, el 28 de abril se celebra el Día Mundial de la Seguridad y la Salud en el Trabajo, proclamado por la Organización Internacional del Trabajo (OIT), con el que se busca promover un ambiente de trabajo saludable y digno, dos aspectos fundamentales que deben considerar las empresas, y más en la actual emergencia sanitaria.
“Ahora más que nunca, el futuro de todas las corporaciones está determinado por la dirección de equipos comprometidos a cargo de grandes líderes, quienes deben poner al servicio sus virtudes en los momentos más importantes”, considera Enrique Caamaño, Director General de la firma legal y negocios de BC&B.
Por este motivo, es fundamental hacer énfasis en la importancia del liderazgo preventivo en tiempo de crisis, pero, ¿qué es lo que caracteriza a un buen líder? Un líder es una persona que, además de contar con las habilidades y capacidades de guiar a otros, sabe ser empático con sus colaboradores; asimismo, ofrece un entorno de seguridad y salud psicosocial a fin de tener una organización resiliente, saludable, positiva y productiva. Esto aplica tanto para organizaciones pequeñas, incluso los hogares, hasta grandes corporaciones.
Sin embargo, en muchas empresas el problema es que la persona al mando no cuenta con habilidades de liderazgo, lo que provoca fallas en la comunicación interna, así como sobrecargas de trabajo, duplicidad de órdenes y, en general, un ambiente laboral cargado de estrés que desencadena afectaciones psicosociales nocivas y perjudiciales para quienes trabajan y, por ende, una baja productividad en la organización.
Según cifras del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), 75% de los trabajadores mexicanos padece fatiga por estrés laboral, superando a países como China y Estados Unidos, lo que puede provocar la saturación física o mental del trabajador, desencadenando diversas consecuencias que no sólo afectan la salud, sino también su entorno más próximo: un desequilibrio entre lo laboral y lo personal.
“Ante este panorama, las empresas deben implementar planes de desarrollo e invertir en el capital humano, con la finalidad de generar un efecto positivo en los trabajadores, lo que conllevará a fomentar su eficiencia y productividad. De igual forma, los líderes de las organizaciones deben ser responsables en educar, mantener y controlar una cultura preventiva para mejorar la percepción de riesgos con sus colaboradores y, con ello, evitar contagios en este regreso presencial que están teniendo de forma escalonada algunas compañías”, señaló.
Ahora bien, las empresas están enfrentando varios riesgos estratégicos y operativos, por lo cual la forma en la que se ejerza el liderazgo preventivo marcará de manera definitiva el rumbo de éstas, así como el rendimiento de sus empleados. De modo que un mal liderazgo puede afectar más de lo que se piensa al resultado final del negocio.
“Los líderes tienen el reto de marcar los ritmos, definir cuándo parar, cuándo trotar y cuándo acelerar al máximo. Es importante elegir los momentos adecuados y responsables para retomar cada tipo de actividad”, mencionó el Director General Enrique Caamaño.
Finalmente, la pandemia ha evidenciado la necesidad de ir más allá de los planes empresariales establecidos antes de la contingencia. Y aunque aún existen retos en esta nueva normalidad, también se están brindando oportunidades para crear una cultura organizacional, donde se diseñen protocolos de crisis que contemplen los factores de riesgos de salud y psicosociales, a fin de promover ambientes favorables para el mejor desempeño de los trabajadores.
“De esta forma, aquellos que se sientan motivados por su trabajo serán los más resilientes y los más preparados para volver a trabajar. Hacerlos sentir que son importantes para la empresa y que no sólo son un medio para alcanzar las metas, será la clave de un entorno laboral exitoso a futuro”, concluyó el Director General Enrique Caamaño.