Mensaje Político
Alejandro Lelo de Larrea
La mayor parte de la burocracia estatal de Morena que asistió el sábado al Teatro Morelos en Morelia, Michoacán sólo tuvo la intención de hacerse presente con quien están convencidos será la próxima presidenta de México, Claudia Sheinbaum. Algo así como ir al besamanos, a la cargada como en aquellos tiempos del PRI hegemónico, del que fueron jefes máximos Gustavo Díaz Ordaz o Carlos Salinas, y que ahora replica el modelito el presidente Andrés Manuel López Obrador con su partido.
Pero el sábado hubo otros funcionarios públicos de la entidad también emanados de Morena, sobre todo de la zona de “tierra caliente”, como el caso del Ayuntamiento de Buenavista, allá en los límites con Jalisco, que buscaban apoyo de Sheinbaum para quienes intentan gobernar allá donde manda el Estado negro.
El sábado, en Morelia, la corcholata favorita de López Obrador tuvo un recibimiento bastante ordinario: las calles por donde transitaría fueron tapizadas de mantas, pendones o pinta de bardas con la leyenda “#EsClaudia”. En lo general, no quedaba muy claro a qué iba a Michoacán. En realidad, fue su turno en la pasarela 2024. En lo oficial, el gobierno capitalino emitió un comunicado para decir que Sheinbaum asistió a la firma del acuerdo de colaboración mediante el cual esa es la primera entidad que adopta la “plataforma LLAVE CDMX”, para “evolucionar en la digitalización del gobierno”.
Las otras dos corcholatas tampoco le han entrado al tema de la seguridad: Adán Augusto López y Marcelo Ebrard, quienes han ido a Michoacán en el contexto de sus aspiraciones 2024, no hablan de la pacificación del país, ni siquiera para simular. La oposición, ni se diga, también anda en otros temas.
Héctor Tenorio Muñoz Cota, analista político y periodista, actualmente director de Comunicación Social de Buenavista, dice que viven bajo una dictadura donde domina el “Estado” paralelo, que impone contribuciones, su ley, establece precios como el de la tortilla a 28 pesos o el kilo o la carne a 200.
Una vez más lanza el grito de auxilio que no le pudieron transmitir personalmente a Sheinbaum el sábado anterior: “Le pido a las autoridades federales que nos vengan a ayudar aquí a sacar adelante el municipio, aquí gobierna Morena, tenemos un presidente municipal honesto (Sergio Báez), que no está comprometido con esos señores y tiene muchas ganas de poner las primeras piedras para lograr una pacificación real”, dice.
La gira de Sheinbaum el sábado fue la reposición de la que se truncó el 7 de enero pasado, cuando tuvo que volver de emergencia a la CDMX por el choque de dos trenes del Metro que causó la muerte de una joven de 18 años y más de 50 lesionados. Por cierto, aquel día el gobernador Alfredo Ramírez Bedolla le prestó un helicóptero del Estado, a pesar de que había prometido que sólo se utilizarían para lo estrictamente necesario para los michoacanos, como la seguridad. No cumplió.
Aunque Ramírez Bedolla trata de simular que concede cancha pareja a todos los aspirantes de Morena, en realidad ha desdeñado al senador Ricardo Monreal. Y llama mucho la atención que quien coordina la “campaña” de Claudia en Michoacán es la secretaría del Bienestar en la entidad, Giulianna Bugarini. Pero no hay que ser sospechosistas, es mera coincidencia que la encargada de repartir los programas sociales sea quien impulse a la corcholata favorita de López Obrador.
La pasarela nacional de las corcholatas continuará, pero en el caso de Sheinbaum todo indica que de aquí en adelante el aderezo será de besamanos, de cargada. Lo veremos.