Mensaje Político
Alejandro Lelo de Larrea
¿El comerciante de la recaudería de la colonia, la papelería, la tlapalería, la tienda de abarrotes podría quejarse de que los locatarios de los mercados públicos son una competencia desleal?
Seguramente sí, porque mientras ellos pagan rentas normales, luz, agua, gas, reparaciones y otros servicios, los locatarios de los mercados públicos pagan rentas casi simbólicas de entre 300 y 2 mil 500 pesos mensuales: les subsidian la luz, el agua, otros servicios y con recursos públicos les arreglan sus puestos, que son concesiones incluso heredables entre familiares directos.
Tiene su razón de ser este beneficio enorme para los locatarios. Es un programa social que viene de la década de los años 1950, como una forma de garantizar el abasto popular en la capital del país.
El tema viene a cuento porque locatarios agrupados en el “Movimiento Popular de Comerciantes de Mercados Públicos de la Ciudad de México” realizaron este miércoles bloqueos en distintos puntos neurálgicos de la capital del país, pues se dicen muy enojados por los programas de “abastos populares” de diputados locales.
La semana anterior también fueron al Congreso de al Ciudad de México, literal, a mentar madres. El martes ya tuvieron una reunión con la coordinadora de Morena, Xóchitl Bravo, quien les ofreció atender sus demandas. El compromiso que le toca se materializó en la sesión de la Comisión Permanente de este miércoles con un punto de acuerdo que signó Bravo. Aprobaron por unanimidad y de urgente y obvia resolución un “exhorto a los titulares de las 16 alcaldías y a la Auditoría Superior de la CDMX para que en el ámbito de sus atribuciones realicen diversas acciones en beneficio de los mercados públicos”.
En el encuentro de este martes en el Congreso también estuvo el subsecretario de Gobierno de la Ciudad de México, Fadlala Akabani, quien presumió que había convencido a los locatarios para que no hicieran los bloqueos en avenidas de la capital del país este miércoles. Pues lo engañaron.
La Ley y el Reglamento de Mercados Públicos data de 1951, por lo que hay legisladores que urgen a que se actualice. La esencia de esa normatividad es que los mercados públicos apoyen la economía local y garanticen también el abasto popular. Eso explica todos los subsidios que reciben, con recursos públicos.
Sin embargo, hay dos observaciones importantes. La primera: no necesariamente favorecen el abasto popular, porque sus precios no siempre son los más asequibles, sino al contrario. En los mercados suelen ponerse de acuerdo prácticamente todos los locales para dar mismos precios, muchas veces más altos que en las enormes cadenas comerciales. Siempre hay un local que vende más barato que todos éstos, lo que demuestra que los demás son careros. Hay quienes incurren en la ilegalidad de rentar sus locales, con cobros superiores a los 20 mil pesos al mes, lo que puede explicar que tengan que vender más caro.
En esta lógica de que los locatarios reciben subsidios para garantizar el abasto no deberían inconformarse de que los diputados apoyen el abasto popular con precios al costo. Deberían ir a protestar contra las tiendas de fayuca china o con el secretario de Economía, Marcelo Ebrard, porque cuando fue jefe de Gobierno permitió que se instalaran cientos de tiendas Bodega Aurrerá cerca de los mercados. Eso sí afectó.
Seguramente en los próximos días habrá acuerdos para que los “abastos populares” de los diputados no se pongan cerca de los mercados para que no los afecten. Lo veremos.
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