Mensaje Político
Alejandro Lelo de Larrea
Aunque no lo es, a veces pareciera lugar común decir que vivimos “tiempos de mujeres”. Si esto se simplifica en que alcanzaron las posiciones de poder, de decisión, de planeación y ejecución más importantes que pueda haber en el país, seguro sí vivimos tiempos de mujeres.
Pero si tomamos alguno de los rubros estadísticos de cómo ha sido la evolución de la vida de la mujer en los últimos años, surge la duda si de verdad vivimos tiempos de mujeres, o si estos tiempos son como los de antes. Al menos hasta hoy no llegan algunos cambios esperados, anhelados.
La Encuesta Nacional Ingresos y Gastos de los Hogares 2024, elaborada por el INEGI y presentada al público hace unos días reporta un retroceso importante en el nivel de ingreso de las mujeres frente a los hombres, de 2022 a 2024.
El estudio demoscópico arroja que en el 2022 el ingreso trimestral promedio para los hombres con carrera universitaria era de 58 mil pesos, es decir, poco más que 19 mil mensuales. Para ese momento, las mujeres percibían 45 mil pesos trimestrales promedio, unos 15 mil mensuales, igual con licenciatura terminada.
Para los años siguientes quizá lo esperado con el empoderamiento de las mujeres que ya venía de años atrás es que la brecha se cerrara. Pero no, al contrario. Los hombres alcanzaron un aumento promedio de ingresos declarados por trimestre de casi el 20%, pues llegaron a los 68 mil pesos, casi 23 mil mensuales. En cambio, las mujeres tuvieron un mínimo avance de 45 mil a 48 mil pesos trimestrales, para quedar en apenas 16 mil, promedio mensual. Por cierto, el aumento fue menor que la inflación acumulada en dos años.
Esta diferencia que desfavorece a las mujeres se aprecia en los demás estratos de formación educativa. Otro ejemplo: para quienes tienen secundaria completa, los hombres ganaban en 2022 en cifras cerradas 21 mil pesos trimestrales, y ahora 24 mil 333; las mujeres pasaron de 15 mil 815 a 17 mil 207.
Aquí una razón importante esta diferencia de ingresos. Esto dijo la jefa de Gobierno, Clara Brugada, a quien le pregunté en su conferencia. “Una mujer se dedica más a los cuidados que los hombres, esto limita. Por eso las mujeres buscan trabajos de medio tiempo, que les permitan además atender a su familia; los varones salen de su casa trabajan regresan y ya acabó su labor, y el de los cuidados no es reconocido, ni valuado, ni nada”. Contundente.
Es aquí donde se observa la afectación de la equivocada decisión de haber eliminado el sexenio anterior programas sociales tan importantes como escuelas de tiempo completo, que daba posibilidad a las mujeres de recoger a sus hijos entre las 4 y las 6 de la tarde, con los pequeños ya habiendo comido y sus tareas realizadas. En la CDMX, la entonces jefa de Gobierno Claudia Sheinbaum las mantuvo. O las estancias infantiles que también se acabaron en el sexenio anterior, pero las revivieron Alcaldías de oposición.
En su respuesta, Brugada también remarcó la labor que están haciendo en todo el Sistema Público de Cuidados de la capital del país para la redistribución de estas tareas. La meta es ambiciosa, pero posible: dice que es construir en 20 o 25 años los suficientes centros de cuidado y desarrollo infantil. “Anhelamos que esto se dé. Vamos a echar a andar 300 nuevos espacios de cuidado de niños, los gobiernos que vengan tendrán que hacer ese tanto, que en un periodo un niño que nazca en la ciudad ya tenga algo esperando”. Lo veremos.
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