Mensaje Político
Alejandro Lelo de Larrea
Aunque hace prácticamente una semana el secretario de Gobierno de la Ciudad de México, César Cravioto se comprometió con habitantes de la colonia Nueva Santa María, en Azcapotzalco, a que no se va a construir en esa colonia un albergue para migrantes indocumentados, Clara Brugada no ha emitido el decreto en la Gaceta Oficial de la CDMX que así lo confirme.
Por eso ahí permanece el plantón de vecinos, quienes llevan un mes y medio bloqueando el predio en el que se ha pretendido construir ese albergue. Advierten que no van a quitarse en tanto no tengan las garantías legales absolutas de que el GCDMX desistió de aquella intentona y se emita el decreto de que ahí van a construir una casa de cultura para adultos mayores.
Esta movilización ciudadana, ajena a cualquier partido político, orgánica, es la primera y más importante que ha enfrentado el Gobierno de Clara Brugada, quien resultó derrotada políticamente. Por eso no se explica que aún no haya emitido el decreto correspondiente. El retraso sólo afecta a la credibilidad de ella, de Cravioto y de su administración.
Todo comenzó a mediados de marzo, cuando el Gobierno capitalino ordenó que llevaran materiales para iniciar la construcción del albergue en ese predio de la esquina del Eje 2 Norte y Plan de San Luis. Los colonos de inmediato se opusieron, con dos argumentos muy sólidos. El primero: el impacto colateral a la inseguridad que representa un sitio así en una zona totalmente residencial. El segundo: que en 2021 la entonces jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, se comprometió a edificar ahí una casa de cultura para adultos mayores.
El manejo político del Gobierno capitalino ante el movimiento ciudadano fue pésimo, pues partieron de un diagnóstico equivocado: pensaban que era artificial la inconformidad de la gente, que estaba alimentada por el PAN, porque es una colonia donde en las elecciones de 2024 no ganaron ni Claudia Sheinbaum, ni Brugada, ni la actual alcaldesa de Azcapotzalco, Nancy Núñez.
Enviaron a Fadlala Akabani, subsecretario de Gobierno, a “negociar” con los vecinos, pero sus pésimas formas y amenazas de mano dura lo hicieron fracasar. Literal, lo corrieron a mentadas de madre. Tarde se percataron que entre los vecinos que protestaban había militantes y simpatizantes de Morena, y entendieron que se trataba de una inconformidad auténtica, no partidista.
La apuesta del Gobierno fue al desgaste ciudadano y que levantaran su plantón. Pero también tuvieron un mal cálculo político: gran parte de los habitantes de esa colonia son gente jubilada, que tienen todo el tiempo del mundo para defender su territorio.
Por eso a más de mes y medio ahí siguen, incansables, y evidenciando la pobreza política del Gobierno capitalino, que no puede gestionar la inconformidad ciudadana, cuando son causas auténticas, y no a las que están acostumbrados, con líderes charros, vendidos.
Desde hace casi un mes, ese sitio es de facto un espacio cultural, que surgió de manera espontánea, y ya hasta tiene nombre: “El Mural”. En el campamento, frente al predio –donde permanece el material para construcción–, todos los días hay actividades culturales programadas, con voluntarios que dan clases, pláticas, talleres, y gente que acude gustosa a tomarlos.
Me cuentan que como si les hubiera hecho un favor, la semana pasada Cravioto les informó que no será ahí un albergue, pero no se ha publicado tal decreto, además de que tampoco les han dicho qué harán con el predio. Ellos sólo permitirán una casa de cultura para adultos mayores, como se las prometió Sheinbaum. Lo veremos.
FOTO: Especial
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