Mensaje Político
Alejandro Lelo de Larrea
Día a día, sin freno, los habitantes de la capital del país continúan perdiendo las calles. Cada vez más hay invasión de vendedores ambulantes por doquier. Pero la moda, desde hace 5 años con el pretexto de la pandemia, es usufructuar el espacio público con un pago irrisible. Así, loncherías, fondas, restaurantes modestos y de lujo, en cualquier parte de la ciudad, invadieron con sus enseres las banquetas y arroyos vehiculares, con el permiso de las Alcaldías y del Gobierno de la Ciudad de México.
El origen de todo es el programa “Ciudad al Aire Libre”, que tenía su lógica cuando la pandemia, para evitar contagios y que no se frenara del todo la actividad económica. Pero la ganga, el remate de las calles se postergó más de 3 años. Hoy, por tan sólo 250 pesos mensuales por metro cuadrado, se puede tener un espacio en vía pública para colocar mesas. ¿Quién gana? El particular. ¿Quién pierde? Los ciudadanos.
La titular de la Secretaría de Desarrollo Económico de la Ciudad de México, Manola Zabalza Aldama, trae otros datos sobre los precios. Según ella, el costo promedio por metro cuadrado para instalar enseres en vía pública es de “3 mil pesos mensuales”, me dijo el martes en una conferencia de prensa.
Sin embargo, el Código Fiscal de la Ciudad de México, en su artículo 191, fracción tercera, señala que el pago es anual. “Tratándose de Establecimientos Mercantiles que extiendan sus servicios a la vía pública, colocando enseres e instalaciones en los términos de la Ley de la materia, pagarán por el Aviso respectivo, una cuota anual por cada metro cuadrado que utilice, conforme a lo siguiente: para los establecimientos mercantiles de impacto zonal y vecinal, $4,198.00; para los establecimientos mercantiles de bajo impacto, $2,112.00”. Insisto, anuales, y no mensuales como lo dijo la secretaria Manola Zabalza. ¡Qué barato!
Más ganga aún para algunos, porque no hacen diferencia cuando se trata de colonias de alto poder adquisitivo, donde la renta de un local comercial de 100 metros cuadrados puede costar desde 50 mil pesos mensuales. Imaginen las colonias Roma, Condesa, Del Valle, Polanco, Lindavista, Clavería, de a 250 pesos mensuales el metro cuadrado. Ahí lo caro ha de ser la ‘mordida’.
Según la Secretaría de Desarrollo Económico ellos no otorgan los permisos para instalar enseres en las calles. Ante esa autoridad sólo se da el llamado “Aviso para la colocación en la vía pública de enseres e instalaciones de establecimientos mercantiles cuyo giro preponderante sea la venta de alimentos preparados y/o bebidas y revalidación del mismo”. Los permisos los otorgan las Alcaldías, me afirman.
Hace unos días le pregunté a la coordinadora de Morena en el Congreso de la Ciudad de México, Xóchitl Bravo, sobre este tema de invasión de las calles, y afirmó que los alcaldes tienen los instrumentos legales para evitarlo, controlarlo.
También en el Congreso de la Ciudad de México pueden hacer lo suyo, porque hasta hoy, de manera sorprendente, no existe una ley que regule el espacio público, como me lo dijo en una entrevista la diputada Miriam Saldaña, quien preside la comisión en la materia, y promueve una norma al respecto.
Con todo, surge la pregunta ‘sospechosista’: ¿A poco los del INVEA y los inspectores de la Alcaldía dejan operar por 3 mil pesos al mes cuatro o cinco mesas en un pequeño restaurante? ¿O por 20 mil a grandes negocios en colonias de alto poder adquisitivo? ¿De a cuánto será la ‘mordida’? Y si no hay tal, que autoridades le devuelvan ya las calles a los ciudadanos. Soñar no cuesta nada. Lo veremos.
FOTO: CDMX Magacín