Glorieta de Colón
Alejandro Lelo de Larrea
Para Claudia Sheinbaum lo que diga el jefe está bien, y si le conviene, pues mejor. El presidente Andrés Manuel López Obrador quiere que sea una encuesta el método de selección del candidato presidencial de Morena en 2024. Ella lo respalda, porque no duda que ese dedazo le beneficiará.
En una ya muy anticipada virtual campaña presidencial de Sheinbaum, este debate el método genera ya una disputa con el presidente de la Junta de Coordinación Política del Senado, Ricardo Monreal, aspirante presidencial también de Morena.
Decidir por encuesta no parece ser democrático. Es un dedazo, por la discrecionalidad que puede haber en todo ese proceso. Genera división y encono. ¿Quién va a creer en una encuesta cuyo resultado cuchareado salga del escritorio de López Obrador?
Un estudio de opinión pública bien levantado puede arrojar mucha información para una campaña política y ser un referente, pero no es definitoria de nada. Muy importante es que pueden medir dos aspectos: nivel de conocimiento del aspirante y, fundamental, los atributos positivos y negativos que le otorga la gente que responde la encuesta.
Pero es un método oscuro. Precisamente en 2011 que el PRD eligió por encuesta a su candidato presidencial de entre López Obrador y Marcelo Ebrard no hubo transparencia sobre el resultado. Sólo se informó, pero no se dieron a conocer las bases de datos de la encuesta, lo que dejó dudas sobre la veracidad sobre el resultado, y hasta de la existencia misma del estudio de opinión pública.
Se supo solamente lo que era una obviedad: que López Obrador era más conocido que Ebrard, algo atribuible a que había sido candidato presidencial en 2006. Pero el tabasqueño generaba más opiniones negativas y gente que advertía que jamás votaría por él, mientras que Ebrard tenía más simpatías. El resultado de la elección presidencial 2012 todos lo sabemos.
En Puebla, junto al gobernador morenista Miguel Barbosa, el líder de ese partido en el Senado, Ricardo Monreal, opina completamente distinto a López Obrador , aunque eufemísticamente diga que no lo contradice.
Monreal destaca que faltan dos años para la convocatoria; luego, que Morena debe revisar sus procesos de selección de candidatos para que no fracturen al partido, como ocurrió por ejemplo en Guerrero, donde la inconformidad del grupo de Pablo Amílcar Salazar contra lo que llamó imposición de Félix Salgado terminó dejando a éste fuera de la candidatura, a pesar de que era el bendecido desde Palacio Nacional.
¿Qué propone entonces Monreal a diferencia de Sheinbaum? Elecciones primarias, ya sea abiertas a toda la ciudadanía, consulta a los militantes o al menos una convención de delegados. Pero de ninguna manera una encuesta.
Así remata Monreal: “Yo nunca voy a contradecir al Presidente de la República. Él cree que es a través de la encuesta. Siempre lo voy a respetar. Nunca voy a confrontarme con él, pero creo que hay que profundizar la vida democrática de Morena”.
Esta guerra apenas comienza. Lo veremos.
Otra de Gatell
En este gobierno de la Cuatrote lo que pareciera absurdo no debe sorprender y hasta debe considerarse parte de la normalidad.
Resulta que el secretario y subsecretario de Salud federal, Jorge Alcocer y su escudero Hugo López Gatell dieron instrucciones para no permitir la entrada a diputados locales del PAN que acudieron a las oficinas de la dependencia para entregarles amparos y cartas ciudadanas que luchan por vacunas y medicamentos para infantes.
Que no podían entrar a la Secretaría de Salud porque las medidas sanitarias lo impiden. Eso le dijeron a los diputados panistas Claudia Montes de Oca, Federico Döring y Héctor Barrera, quienes vieron entrar y salir del edificio a decenas de personas. Pero ellos no pasaron.