Mensaje Político
Alejandro Lelo de Larrea
Los dos candidatos opositores a la Jefatura de Gobierno de la Ciudad de México, Santiago Taboada, de la alianza Va por la CDMX y Salomón Chertorivski, de Movimiento Ciudadano (MC) abandonaron a quienes votaron por ellos hace un año.
En la elección de junio pasado, Taboada obtuvo 2 millones 161 mil sufragios para la Jefatura de Gobierno. Alcanzó casi el 40%, el candidato opositor más votado que ha tenido la capital desde 1997, que se elige al titular del Ejecutivo.
Sin embargo, Taboada decidió abandonar a esos más de 2 millones 161 mil personas que creyeron en él, y que esperaban al menos fuera un contrapeso al confuso gobierno de Clara Brugada. Pero no. Decidió irse a un cargo en el CEN del PAN: secretario nacional de Acción Política, donde está desdibujado, fuera de los reflectores.
Nunca ha quedado claro por qué Taboada tomó esta decisión, contraria a cualquier político que de verdad tiene un proyecto por una ciudad, una entidad de la República o el país.
Ejemplos hay muchos, el más importante, les caiga bien o no, es el del presidente emérito Andrés Manuel López Obrador, quien no ganó en 2006, y se inventó un cargo de “presidente legítimo”, que más allá de ser caricaturesco, fue buen pretexto para iniciar un recorrido por todo el país, en una postura de contrapeso a Felipe Calderón. En 2012 también perdió e hizo lo mismo hasta que ganó en 2018.
Cuauhtémoc Cárdenas fue un contrapeso a Carlos Salinas, tras el fraude electoral de 1988, y volvió a ser candidato en 1994. Después, ganó la CDMX en 1997 y otra vez buscó la presidencia en 2000. No ganó, pero jamás dejó de ser perseverante.
En el PAN hubo ejemplos importantes, como Luis Álvarez o Pancho Barrio en Chihuahua. El doctor Salvador Nava, en San Luis Potosí. Otros casos de perseverancia que ganaron a la segunda, aunque sus gobiernos han sido desastrosos: Delfina Gómez, Cuitláhuac García, Layda Sansores, Lorena Cuéllar.
Lo que cuentan entre los panistas es que Taboada se replegó ante la investigación y los juicios por el cartel inmobiliario, pues ni él ni su jefe político Jorge Romero hubieran resistido a que les judicializaran sus expedientes, en donde también aparecían familiares del hoy presidente del PAN.
También presionaron a Romero y a Taboada los 14 empresarios (¿socios?) que estaban citados ante jueces para imputarlos por el delito de asociación delictuosa en febrero del año pasado, y curiosamente se les postergó su audiencia para el 17 de junio, pasada la elección. Como Taboada no hizo olas, el caso se apagó mágicamente.
El caso de Chertorivski: obtuvo 410 mil votos, el 7.7%, aunque nunca logró quitarse la etiqueta de esquirol de Morena. Fue un buen candidato y por eso habría tenido futuro en la capital. Pero decidió aceptar la invitación del gobernador de Jalisco, de MC, Pablo Lemus, quien lo designó titular del Consejo Consultivo de Salud.
La decisión de Chertorivski de abandonar la CDMX –también cobra como asesor del gobernador de Nuevo León– vino a reforzar la imagen de esquirol que cargó. Pudo seguir el ejemplo de otro destacado integrante de su partido, Enrique Alfaro, quien perdió en 2012 la elección en Jalisco, pero no dejó de hacer trabajo político y social en la entidad y ganó en 2018.
Taboada y Chertorivski le deberían ofrecer disculpas a sus electores por abandonarlos o ya de menos una explicación. Pero si no lo hicieron en un año, jamás lo harán. Lo veremos.
FOTO: Especial