Mensaje Político
Alejandro Lelo de Larrea
Los hechos delictivos del domingo, bajo el pretexto de una marcha contra la gentrificación, evidenciaron nuevamente a grupos radicales y violentos ligados a Morena, que sí pretenden asustar a los extranjeros para que no vengan a México porque los culpan de la gentrificación, a quien le hacen un daño en realidad es al Gobierno de la Ciudad de México, de Clara Brugada, porque dejan ver un vacío de autoridad.
¿Quién va a creer que existe autoridad cuando ocurren hechos como los del domingo? Sí, que un grupo de encapuchados lo mismo causa destrozos en el Museo Universitario Arte Contemporáneo de la UNAM o en la estación Periférico del Metrobús y los policías sólo los encapsulan, pero no los dispersan y menos aún los detienen estratégicamente después de haber generado la violencia. Es una burla para la autoridad. Parece el desgobierno, la anarquía sin sentido.
Lo mismo hace dos semanas en la Condesa. En las marchas del 8M. No son los manifestantes genuinos, son grupos de choque que el gobierno tiene perfectamente identificados, pero que no actúa contra ellos, porque al final de cuentas tienen su utilidad, como ahora que los ocupan para asustar a los “gringos”, un mensaje a las autoridades del vecino del norte: así como allá maltratan a los mexicanos, acá sus ciudadanos no están del todo seguros. Al menos, ya les habrán arrebatado la tranquilidad a muchos extranjeros que habitan en las 10 colonias con más problemas de gentrificación, según el Plan Maestro gubernamental: Hipódromo, Hipódromo Condesa, Condesa, Juárez, Roma Norte, Roma Sur, Doctores y Buenos Aires, en la demarcación Cuauhtémoc, y Escandón y San Miguel Chapultepec, en la Miguel Hidalgo.
El argumento de que “asustar a los gringos” ayudará a frenar la gentrificación es insostenible. Puede ser peor. Si se van, a la mejor los propietarios de los inmuebles en estas colonias deciden ya no rentarlos, y lo que puede ocurrir, me dicen expertos, es que opten por vender sus inmuebles y al final podrían terminar en manos de grandes corporaciones internacionales, comprando territorio nacional con todo el poder económico.
Más que ahuyentar a los extranjeros, hay que buscar la manera de que con su estancia paguen más impuestos, no sólo al consumo. Hay manera de hacerlo, y no es distinto de lo que hacen en otras grandes urbes de Europa.
Volviendo al tema del vacío de autoridad, el gran perdedor en este caso es el secretario de Seguridad Ciudadana, Pablo Vázquez, porque se le acaba el respeto ante sus gobernados, pero también frente a la delincuencia, porque el mensaje que manda es de debilidad.
¿De qué le sirve a la esa Secretaría tener un área de inteligencia policial si no la ocupa? Bien podrían haber previsto los hechos violentos que se planeaban para este domingo y disuadirlos preventivamente. También esa labor de inteligencia les podría servir para encontrar a los violentos, que seguro los tienen bien identificados, y llevarlos a juicio. Pero les tiembla la mano para actuar.
Hay otro hecho monumental que también ha dejado no sólo al Gobierno capitalino con una imagen de falta de autoridad, sino también a la Fiscalía General de Justicia y a la propia policía de Vázquez: han transcurrido dos meses del homicidio de los cercanísimos colaboradores de Brugada, Ximena Guzmán y José Muñoz, y no hay un solo detenido. Para fines de opinión pública, la imagen es de impunidad. El gobierno capitalino todavía está a tiempo de mostrar que sí hay mando en ambos temas. ¿Se atreverá a hacerlo? Lo veremos.
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