+Normalizan la multipropiedad de clubes en el futbol mexicano
+Hace más de 25 años, ‘bonito deporte’ que goza de cabal salud en el balompié nacional
+Pese que FIFA la prohíbe
+Oda a la iniquidad, final del torneo Liga MX, donde Atlas resultó campeón sobre León
+Permanente riesgo de amaño de partidos
+En ningún otro país del mundo ocurre
Ciudad de México, 20 Diciembre (CDMX MAGACÍN/JESÚS YAÑEZ).- Recuerdo que anochecía allá por 2004, durante una visita del presidente de la FIFA a México. Cielo tachonado de titilantes estrellas descalzas. Ante medio centenar de reporteros hice una pregunta incómoda a Joseph Blatter, en una conferencia de prensa en un hotel de Avenida Reforma, en el Distrito Federal.
Entonces reportero de deportes del diario El Universal, solté a bocajarro, metralla de palabras con granadas de interrogación:
¿Por qué si FIFA lo tenía prohibido se permitía la multipropiedad en México?
La pregunta venía a colación porque desde mediados de los noventas la dinastía Azcárraga, con el polémico Tigre en el timón de la poderosa Televisa, era dueño de Atlante, San Luis Potosí, Necaxa, Atlante y América –la joya de la corona, hasta la fecha.
Duró cuatro segundos la respuesta. Pesado el ambiente. Tenso. La gruesa cortina de estruendoso silencio se podía cortar con un afilado cuchillo. El micrófono –bailarina metálica– pasó por varias manos y danzó sobre el tapete verde intenso que había sobre la mesa. Hasta que llegó ante el rostro del poderoso dirigente, quien acabaría en villano favorito del FIFAgate.
Blatter respondió, maquinalmente –cual muñeco de cuerda. enfundado en un elegante traje azul marino, sin mirar al reportero como quien se espanta una mosca del hombro–, mientras ninguno de los miembros afiliados a la Federación Mexicana de Futbol externara queja oficial alguna contra la multipropiedad le valía menos que un cacahuate.
Faltaba más. Y porque se hacía –y hace— lo que Televisa quiere.
Despierta un mar de suspicacias que un dueño o empresa posea más de un equipo. Porque se mantiene latente el amaño de los partidos.
Una nota del 26 de noviembre de 2013 del diario El Economista, firmada por el reportero Iván Pérez, consignaba que 45 por ciento del futbol nacional –primera y segunda divisiones—estaba bajo el control de la multipropiedad.
Y atenta contra el fair play empresarial, convirtiéndose en mafia del balón o carteles de la pelotita. Son traficantes de ilusiones de millones de aficionados.
Algo que, curiosamente, no ocurre en ningún otro país miembro de FIFA. Eso sí: un mismo dueño posee equipos en varias naciones.
Actualmente existen tres grupos que poseen dos equipos de los 18 que conforman la liga que equivale a 35 por ciento de la Liga: Grupo Orlegi –Alejandro Irraragorri– es dueño Atlas y Santos; Grupo Pachuca –Jesús Martínez– posee a León y Pachuca; y Ricardo Salinas Pliego –propietario de TV Azteca—tiene a Mazatlán y –según versiones periodísticas, a través de prestanombres— al Puebla.
Dos de ellos disputaron la pasada final de Liga Mx: Atlas resultó el campeón sobre León.
Según el diario El Economista, en otra nota del pasado 9 de diciembre, la multipropiedad ha sido criticada desde hace casi ocho años y, aún así, permanece. En principio, se le señaló por no permitir la competencia con nuevos propietarios interesados en el futbol mexicano.
En 2013, Decio de María, entonces presidente de la Liga MX, clamó en el desierto: anunció un decreto para que en un plazo de cinco años ningún propietario pudiera operar dos o más equipos.
Aparentemente, la mentalidad de la Liga MX ha cambiado, en la gestión del polémico Mikel Arriola –derrotado candidato del PRI al gobierno de la Ciudad de México– y en la última Asamblea de Dueños (a principios de diciembre) la multipropiedad no fue tema de agenda.
El objetivo, según él, es atraer más inversión. “Hay 18 equipos. Ojalá hubiera más interés en invertir en Liga MX, que logremos transmitir el mensaje de que somos una liga con control económico (sic), equilibrio financiero (sic) y buena relación con las autoridades (sic)”, presumió el presidente de la liga en abril pasado, como uno de los objetivos de su administración.
“Vamos a despertar al público inversionista. Hay que construir ese perfil de industria atractiva”, enfatizó como si construyera un castillo de arena.
Del Apertura 2013 a la fecha, ocho finales de Liga MX han sido jugadas por al menos un equipo administrado bajo el esquema de multipropiedad.
De ellos, León ha sido campeón tres veces y Santos Laguna, dos.
Para el diario La Jornada, la multipropiedad que ostentan Jesús Martínez Patiño –Grupo Pachuca– y Alejandro Irarragorri –Grupo Orlegi–, flamantes finalistas del torneo Apertura 2021, “merece volverse ojo de hormiga”.
Explicó, con cizaña ponzoñosa, previo a la pasada final Atlas-León:
“Hombres empoderados” en el balompié mexicano, a tal grado que el primero, en 2017, “estuvo a punto de arrebatarle” los jugosos derechos de transmisión de los súper Ratones Verdes a Televisa, pero se topó con Irarragorri, “con decisiva intervención” a favor de los dueños del América, “consciente de que más temprano que tarde sería recompensado con creces”.
En efecto, agregó el diario en una de las columnas deportivas titulada Jornada Semanal, análisis del futbol local, “tuvo de ellos su bendición para quitar el descenso y el ascenso y allanar el camino al Atlas, equipo del que adquirió 70 por ciento a TV-Azteca que había sumado fracaso tras fracaso”.
Irarragorri, reflexionó, “sabía que el cuadro tapatío requería un impulso mayúsculo extracancha, y sin empacho alguno se lo dio haciendo mutis ante la avalancha de críticas que aún no cesan… Pero ya sin la presión del descenso, el equipo levantó increíble vuelo”, hasta ganar su segundo título de liga en 70 años.
Grupo Pachuca, contrastó La Jornada, no se queda atrás, “o quizás esté peor”.
Porque, argumentó, “succionó” recursos de diversos gobiernos hidalguenses –afines al Partido Revolucionario Institucional– que fueron generosos con dinero del erario público.
Y lanzó dardo envenenado:
“Casi de la nada Jesús Martínez erigió un emporio que incluye equipos extrafronteras, en Chile y Argentina. Tuvo su auge con los nazarenos, a los que colmaba de atenciones y solía dar carta libre en conocido tuzo-restaurante, pero por esas vueltas que da la vida, el arbitraje esta vez adquirió ciertos tintes rojinegros”.
Para El Economista “es una realidad” que 12 equipos de la Liga MX se respaldan en una empresa para su financiamiento.
Los bolsillos de Grupo Pachuca no solo cuidan al club León y los Tuzos.
En divisiones inferiores, son dueños de una parte de los Coyotes de Tlaxcala (y Grupo Providencia de la otra), y hasta junio del 2020 fueron dueños de los Mineros de Zacatecas (Grupo Islo, compró al equipo).
En el plano internacional, tienen acciones en Talleres de Córdoba (Argentina) y en el Everton de Viña del Mar (Chile).
Mientras que Grupo Orlegi, además de tener a los Guerreros y los Rojinegros son dueños del TM Futbol Club Tampico de la Liga de Expansión que perdió 0-3 la final con Atlante.
Grupos, compañías o empresarios que operan equipos de la Liga MX:
Atlas y Santos: Grupo Orlegi; Pachuca y León: Grupo Pachuca; Xolos: Grupo Caliente; América: Grupo Televisa; Chivas: Grupo Omnilife; Cruz Azul: Cooperativa Cemento Cruz Azul: Rayados: FEMSA; Tigres: CEMEX y la UANL.
Así como Atlético San Luis: Atlético de Madrid (51%) Familia Payán (30%) Inversionistas (19%); Mazatlán FC: Grupo Salinas; Pumas: Patronato Universidad Nacional AC.; Toluca: Valentín Díez Morodo; Necaxa: Ernesto Tinajero; Puebla: Manuel Jiménez, Manuel Ruíz y Héctor Álvarez (Asesorados por Grupo Salinas); Querétaro: Manuel Velarde Gabriel Solares Alfonso Solloa Javier Solloa Greg Taylor; y, finalmente, Bravos: Alejandra de la Vega.
Nada envidian los poderosos carteles del balón mexicano al Chapo Guzmán: son hábiles traficantes del balón.