Mensaje Político
Alejandro Lelo de Larrea
Como si se tratara del botín de un saqueo, Jesús Zambrano, el sepulturero del PRD nacional, y el diputado federal de Morena, Víctor Hugo Lobo ya se habían repartido los cargos en el PRD Ciudad de México que sí conservó su registro.
Pero la semana pasada los volvieron a la realidad: el Tribunal Electoral de la capital acató el fallo de la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, que termina por reconfirmar a Nora Arias como presidenta de este partido a nivel local.
Documentación en mi poder da cuenta de cómo gente cercana a Zambrano, a quien alucinan en la 4T, había sido “beneficiada” con cargos en la dirigencia partidista que no pudieron arrebatarle a Arias.
El cargo más importante del partido que creyeron suyo –y no lo es–, la Presidencia del Consejo Estatal, órgano supremo de dirección, pretendían que fuera una decisión totalmente nepotista. Lobo Román acordó con Zambrano que lo encabezaría su hijo de 21 años, Alan Lobo Rodríguez, a pesar de nula trayectoria y experiencia política. Una ofensa para la militancia.
Este hecho encierra además una enorme contradicción: a finales de 2023, Lobo Román renunció al PRD de manera indigna e imperdonable para la militancia: reunió a un grupo de perredistas para que en un acto público tiraran sus credenciales al piso y las quemaran. Se fue a Morena, porque el PRD que encabezaba Zambrano era de lo peor, pero ahora volvió a acordar con él. El rey de la incongruencia.
Pero también del nepotismo: a su hijo mayor, Víctor Hugo Lobo Rodríguez, lo hizo diputado local por la puerta trasera: una candidatura plurinominal que le consiguió en sus enjuagues con un bloque de morenistas ‘silvestres’.
Pero ni siquiera lo hicieron con dignidad. Lobo Román lo metió como candidato suplente de su ayudante, Gerardo González García, quien como propietario de la diputación inmediatamente después de haberla asumido solicitó licencia para dejar pasar al hijo de su patrón, que lo sigue siendo, porque actualmente labora con él en la Cámara de Diputados. Toda una burla para los votantes de Morena, pero además un absurdo: González García percibía al mes unos 100 mil pesos como diputado, y ahora gana no más de 35 mil como empleado de Lobo Román.
Volviendo al tema de a quiénes Zambrano quiso colocar como secretarios en el PRD CDMX, son esencialmente los sepultureros del partido. Destaca Isaías Villa, quien fue vicecoordinador nacional de Nueva Izquierda, la corriente de ‘Los Chuchos’. También fue diputado. Rocío Sánchez, otra ex militante del PRD, esposa de Villa. Polimnia Romana Sierra, que al mismo tiempo ha sido cercana a Lobo Román.
Carlos Estrada, ex jefe delegacional de Iztacalco, famoso porque cuando ostentaba el cargo se la pasaba en la fiesta, y quien se encargaba de gobernar era su entonces esposa, Elizabeth Mateos, hoy diputada local de Morena. El ex alcalde Armando Quintero (Morena) lo acusaba de ser un “pillo”, que se robó hasta los focos.
Pretendía Zambrano entregarle una cartera de la dirección estatal CDMX del PRD a Alfa González, vía Sergio Galindo, quien fue su director de Servicios Urbanos cuando ella era alcaldesa de Tlalpan (2021-2024). Ambos enfrentan varias auditorías por irregularidades en esa gestión.
Zambrano y Lobo Román iban por el botín, por la lana del financiamiento público al PRD Ciudad de México, pero se les apestó. Pronto habrá noticias. Lo veremos.








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