Mensaje Político
Alejandro Lelo de Larrea
La aplanadora de Morena y sus rémoras en el Congreso de la Ciudad de México, en sesión del Constituyente Permanente aprobarán, sin mayor análisis y revisión, la minuta del Senado de la República que reforma al Poder Judicial de la Federación, porque la exigencia presidencial es que este mismo jueves se haga el cómputo oficial de que la avalaron al menos 17 de los 32 Congresos Estatales y pueda promulgarla de inmediato.
El plan es que el 15 de septiembre, a la hora del Grito de Independencia, de la conmemoración de la “primera transformación de México”, López Obrador pueda arengar que esta reforma va a consolidar la suya, la que llama “cuarta transformación de la vida pública de México”, con lo que ello signifique, para bien o para mal, le guste a quien le guste, le cuadre a quien le cuadre. El péndulo de la historia: así de veloz, en 2013, el entonces presidente Enrique Peña procesó la reforma Constitucional en materia energética, que aprobaron PAN, PRI y PRD.
La minuta del Sendo entrará en fast track, directo al Pleno para su discusión de trámite e inmediata aprobación. Morena cuenta ya con poco más que la mayoría calificada: 46, de los 44 necesarios. Ellos hicieron antes su tarea de “compra” de tres diputados, pues originalmente tenían 43. Además, se requiere sólo mayoría simple.
En el PAN CDMX, así como con los senadores Miguel Ángel Yunes, no estuvieron exentos de traiciones. Aquí fue el caso de Luis Chávez, mala selección del partido al seleccionarlo candidato. Había señales de que se iría: desde el año pasado traía fricciones con el panismo. Otro indicador debió ser que su padre, Higinio Chávez, hace al menos un par de años pasó del PRD a Morena. Era previsible su salida.
Guardadas proporciones, se parece mucho al caso de los Yunes de Veracruz, donde hay una corresponsabilidad de traición por parte del ex dirigente Marko Cortés. El martes acusó que los Yunes habían negociado impunidad a cambio del voto a favor de la reforma judicial. O sea, si afirma que negociaron impunidad, es que cometieron algún o algunos delitos, lo que seguramente sabía Cortés, quien por ello se convierte en un traidor para con sus electores, porque le puso al pueblo candidatos de esa calaña, que previsiblemente iban a vender su voto, como ocurrió.
Para darse una idea de cómo viene la oposición panista en la Ciudad de México, hay que checar la postura de dos liderazgos importantes. Por un lado, Luisa Gutiérrez, quien terminó su periodo como diputada local el 31 de agosto, en que era vicecoordinadora, hizo un llamado para que se haga un análisis más profundo de la minuta, incluso con parlamento abierto, que significaría incluir en una discusión a la sociedad, especialistas, abogados, jueces, magistrados. Topó con la intransigencia de la urgencia de la línea presidencial.
Por otro lado, la postura dura: Andrés Atayde, coordinador de los diputados locales, quien acaba de dejar hace unos días la presidencia del PAN en la CDMX. Directo, sin rodeos, advierte que van a votar en contra, también sin que le hayan dado tiempo suficiente para estudiar la minuta, porque no hay condiciones para otra cosa.
Todo apunta que Atayde será el duro, el “malo” de la película, el combativo ante los embates de Morena, para tratar de ganar los debates, porque para las votaciones no le alcanza. Cuando se trate de que en el Congreso eventualmente logre algo la oposición, por ejemplo el paquete presupuestario, alguna reforma para su demarcación, será porque los alcaldes lo negociaron directo con la jefa de Gobierno, con quien ya hubo reuniones de acercamiento en estos días. Lo veremos.