Mensaje Político
Alejandro Lelo de Larrea
PARÍS, Francia. –Un mes y medio después de que terminaron aquí los Juegos Olímpicos y Paralímpicos la ciudad ha vuelto prácticamente a la normalidad y parte de ésta es la operación militar antiterrorista que prevalece.
Aunque el nivel de riesgo ha disminuido, París sigue blindada por la Guardia Nacional, un cuerpo de élite conformado por militares. Según datos actualizados, cuando menos son 7 mil elementos para cuidar la ciudad, los puntos y zonas de mayor afluencia y concentración de personas, sitios de seguridad nacional, puertos marítimos, aeropuertos, estaciones de ferrocarriles y de transbordo.
En los Juegos Olímpicos y Paralímpicos afortunadamente hubo saldo blanco, a pesar de que durante varios meses estuvieron con la alerta máxima ante el riesgo de un ataque terrorista. Por eso el blindaje se extendió a templos religiosos, escuelas, cines y otros sitios de alta afluencia de personas.
Esa alerta máxima que hubo previo y durante los Juegos Olímpicos y Paralímpicos ya no es tal, pero en esta ciudad lo que más teme la gente es a un ataque terrorista, porque ya lo vivieron.
Precisamente esa puede ser la explicación que encierra una paradoja con la historia y la cultura de la gente en París y toda Francia: en el país de las libertades han aceptado la militarización.
Y es que la vida es otra en París desde 2015 y por eso la mayoría de la gente prefiere a los militares patrullar las calles a que se repita una tragedia como la del 13 de noviembre de aquel año, cuando islamistas dispararon contra terrazas de bares y restaurantes, tomaron rehenes y también hubo ataques suicidas alrededor del Estadio de Francia. Antes, en enero de ese mismo año ocurrió el atentado contra el semanario satírico francés Charlie Hebdo: entraron a sus oficinas y con ametralladora mataron a 12 personas e hirieron a 11.
En París el gobierno no le pone maquillaje, es totalmente público y reconocido que son militares los que integran el cuerpo élite Guardia Nacional. En México todavía hay hipocresía al respecto: dicen que no es una militarización del país haber transferido la Guardia Nacional a la Secretaría de la Defensa Nacional.
Los militares en esta capital europea patrullan las calles portando armas de alto calibre. Se les ve por los sitios más importantes, turísticos, estratégicos, de gobierno, comerciales, por ejemplo, Champs Elysees -el equivalente en la CDMX es Paseo de la Reforma-.
Este enorme plan de seguridad antiterrorista se complementa con el que hace el personal de vigilancia de los principales sitios turísticos en esta capital: en todos hay una estricta revisión de bolsos, mochilas, que incluye el paso por un arco detector de metales.
En la ciudad de México es mínimo el riesgo de terrorismo del islamismo, pero para algunos analistas políticos, nacionales e internacionales, ciertos acontecimientos de violencia que se atribuyen a grupos de la delincuencia organizada ya bordean el terrorismo o incluso ya los consideran como tal. Por ejemplo, tiroteos, asesinatos múltiples con escenas dantescas para generar pánico, pero las autoridades prefieren hablar de otros asuntos.
Son verdaderamente focos rojos, lo que por cierto explica que en la CDMX la mayoría de la gente avale la militarización con la Guardia Nacional, que todos los días patrulla las calles, sin que las cifras de violencia en el país disminuyan y todo apunta que no habrá mejora pronto. Lo veremos.
FOTO: CDMX Magacín en Champs Elysees, París