Óscar V. Machado / CDMX Magacín
El investigador de la UNAM, Roberto Álvarez Manzo, advirtió que el Gobierno de la Ciudad de México enfrenta un problema de autoridad ante los actos violentos registrados en marchas y manifestaciones, como las del 2 de octubre, 8 de marzo y Ayotzinapa.
Señaló que, aunque el uso de la fuerza debe ser el último recurso, la falta de planeación y de inteligencia policial ha permitido agresiones y delitos sin consecuencias.
Los recientes incidentes de violencia en movilizaciones públicas en la capital del país reflejan un deterioro en la autoridad del Gobierno de la Ciudad de México y una preocupante normalización de las agresiones contra la policía, destacó.
El académico de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), explicó que en marchas masivas como las del 8 de marzo, la conmemoración de Ayotzinapa o la del movimiento estudiantil del 2 de octubre, los límites entre la libertad de manifestación y la comisión de delitos se han desdibujado.
“Cuando se cometen robos o lesiones, las autoridades deben aplicar la fuerza de manera mínima y estrictamente necesaria, como último recurso, sin vulnerar los derechos humanos”, subrayó.
El especialista insistió en que los operativos de contención deben planearse con precisión para evitar que se repitan episodios como el del pasado 2 de octubre, cuando varios policías resultaron heridos y se reportaron daños a establecimientos. Para ello, recomendó establecer órdenes claras de operación, esquemas de maniobra definidos y equipos especializados para extraer a quienes generen violencia durante las protestas.
“Si se realiza un adecuado trabajo de inteligencia, se puede construir una agenda de riesgos: identificar quiénes participan, dónde pueden concentrarse, cuáles son los puntos críticos y qué tipo de elementos se necesitan”, explicó. En ese sentido, pidió revisar si el personal desplegado en los operativos recientes contaba con la capacitación suficiente para el control de multitudes y si los mandos planificaron adecuadamente las maniobras.
El académico reveló que dentro de las filas policiales existen posturas encontradas sobre la respuesta oficial a estos hechos. Algunos agentes consideran inadecuadas las órdenes recibidas, mientras que otros defienden que la tolerancia ante las agresiones evitó un conflicto mayor. “Hay policías que sufrieron lesiones graves, incluso tentativas de homicidio, y que no tienen reconocimiento ni valoración por parte de la ciudadanía”, apuntó.
Álvarez Manzo comparó la situación con el caso del influencer Rodolfo “Fofo” Márquez, quien fue sentenciado por tentativa de homicidio tras agredir a una mujer. “Si lo comparamos con las lesiones que sufrieron los policías, por menos el Fofo está en la cárcel”, ejemplificó.
El investigador alertó que una parte de la población ha perdido el respeto hacia la policía capitalina y que, en algunos casos, en lugar de asumir responsabilidades ante la ley, se enfrentan a la autoridad. “Esto es grave porque puede normalizar la violencia contra las instituciones”, advirtió.
Finalmente, recordó que los cuerpos policiales cuentan con protocolos y normas sobre el uso de la fuerza, pero que en ocasiones los elementos actúan con una tolerancia extrema para evitar que los conflictos escalen. “A veces, en ese intento de contener sin provocar, terminan permitiendo agresiones que debilitan aún más su autoridad”, concluyó.
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