El paso del chapulín
Sergio Ricardo Hernández Mancilla
El lunes temprano, después de ver mi show matutino de todos los días, hice un ejercicio de reflexión personal y entendí que es momento de tomar el control de mi vida. Hay veces que es necesario insistir en lo que uno cree sin importar lo que digan los demás, así que tomé 4 decisiones importantes para mi futuro:
La primera:
Voy a volver a manejar cuando haya tomado alcohol.
Lo hice siendo más joven y dejé de hacerlo hace ya varios años, pero ahora pienso: ¿Por qué tengo que limitarme? ¿No vivimos en un país libre?
Es verdad que hay análisis que dicen que alrededor del 80% de las personas lesionadas en choques habían consumido alcohol. Pero prefiero ver la otra cara de la moneda: 2 de cada 10 la libraron sin broncas.
Dicen también que en México cerca de 30 mil personas mueren al año por accidentes automovilísticos relacionados con el alcohol. Bueno, ¿qué son 30 mil en un país de más de 100 millones?
Yo respeto mucho a quienes hacen esos análisis, son analistas muy serios, pero la verdad cuando bebo alcohol y manejo, también tomo varias medidas de precaución: voy más lento, intento poner atención al camino y uso poco el celular. Mis amigos y mis asesores me han dicho que con esas medidas de precaución estoy cubierto.
Ah, ¿Qué puedo poner en riesgo a otras personas? Tal vez, pero yo creo que se debe respetar mi libertad de manejar tan borracho como me dé la gana.
La segunda:
Cuando tenga que viajar en avión no voy a usar el cinturón de seguridad.
La verdad es que me resulta sumamente incómodo tener que abrocharme una cinta de tela en la cintura nada más porque la tripulación me lo indica. No me gusta y no lo quiero hacer.
¿Quiénes son ellos para decirme cómo viajar? Qué actitud más autoritaria.
Sí, hay estadísticas y análisis internacionales que demuestran que usar cinturón de seguridad en el avión reduce drásticamente las probabilidades de tener lesiones en casos de eventos como turbulencias, accidentes en la pista o durante el aterrizaje o el despegue.
Bueno, pero yo creo que si el avión se cae estando a miles de metros de altura, de nada servirá tener puesto el cinturón. A mi esas estadísticas no me convencen. Así que no, no lo voy a usar más, y no me importa lo que digan. Ya dijeron que en México todo es voluntario y esa es mi voluntad.
La tercera:
No voy a llevar a mis hijas a la escuela.
Respeto mucho a la gente que va a la escuela. También respeto mucho a la gente que quiere llevar a sus hijos e hijas a la escuela. No coincido con ellos, pero respeto.
Dicen algunos organismos internacionales como la UNICEF que dejar la escuela impacta en la calidad de vida de las personas, que disminuye las posibilidades de desarrollarse plenamente, que limita sus oportunidades laborales y que dificulta que ejerzan plenamente sus otros derechos. Pero, honestamente, ¿quién le cree a esos organismos neoliberales? Yo tengo otros datos.
Es cierto que en México el nivel educativo influye directamente en el nivel de ingresos por persona, pero yo tengo varios conocidos que nunca fueron a la escuela y aún así hicieron mucha lana. Además, conozco a mucha gente que, independientemente de cuánto gana y en qué condiciones vive, es sumamente feliz. ¿No es eso lo importante?
Al diablo con los indicadores, mis hijas ya no van a ir a la escuela.
Y la cuarta:
Voy a volver a fumar en espacios cerrados, aunque tenga ahí cerquita a otras personas.
El otro día leí que fumar constantemente en espacios cerrados con niños cerca puede afectar no sólo a sus pulmones, sino hacerlos más propensos a tener cáncer o generar daños en su desarrollo neurológico, en el sistema inmune y generar problemas cardiovasculares.
¿Pero quién ha dicho algo de ejercer mi libertad de fumar donde yo quiero? ¿Dónde están mis derechos?
Afortunadamente en esta nueva época de transformación que vivimos en el país no hay autoritarismo y se respetará mi libertad, aún sobre la salud y los derechos de los demás.
No es justo que nos quieran obligar a seguir reglas que supuestamente ayudan a la salud de los demás pero que no piensan en mis incomodidades.
Como dice un doctor muy famoso que sale todas las tardes en la tele: no fumar cerca de los niños puede ser considerada simplemente una medida de salud auxiliar, aunada a otras medidas como realizar actividad física, alimentarse adecuadamente y evitar el sedentarismo. Es una medida auxiliar y, como tal, puedo o no hacerle caso. Y no lo voy a hacer. No hay que exagerar.
En fin. No me importa que me digan necio, es momento de insistir en mis decisiones y mis convicciones personales, sin importar lo que diga la ciencia, las estadísticas o esa gente tan pesada que llaman “expertos”. Los respeto mucho, pero no, no les voy a hacer caso.
A mí nadie me va decir qué hacer.
Faltaba más.
El paso del chapulín.
Qué fuerte mensaje la detención de Mario Marín, tantos años después de sus delitos. A veces, aunque tarde, la justicia llega. Seguro habrá más de uno que se ponga nervioso de pensar que, no importa que hayan pasado más de 10 años, todavía no la libran.
(*) Politólogo y consultor político. Socio de El Instituto, Comunicación Estratégica. Desde hace 10 años ha asesorado a gobiernos, partidos y candidatos en América Latina.
Twitter: @SergioRicardoHM