Glorieta de Colón
Tal parece que en su formación política nunca nadie le dijo a Adrián Rubalcava –o ya se le olvidó– aquella frase: “Los tiempos del señor son perfectos”. Esa frase en la etapa actual debe decirse: “Los tiempos de la señora son perfectos”. La semana pasada, Rubalcava armó un montaje afuera de Palacio Nacional, en el que se le ocurrió declarar a medios una expresión desafortunada, precisamente en contra de los tiempos perfectos. La presidenta Claudia Sheinbaum es una “mujer de palabra”, dijo, lo que se interpretó como una forma de presionar para que ya lo designen director general del Metro, cargo que desde hace al menos un par de meses ha pregonado que va a ocupar. Seguro su comentario no gustó en Palacio y le puede ser contraproducente, pues para ser designado director general del Metro primero tienen que despedir del cargo a Guillermo Calderón, muy cercano a la familia López Obrador –hoy de manera directa a Andy–, lo que se antoja difícil.
Diputada agrede a diputada
Seguro que la secretaria federal de las Mujeres, Citlali Hernández desconoce en las que anda metida su pupila Cecilia Vadillo, con expresiones sumamente machistas, incluso a pesar de ser la presidenta de la Comisión de Igualdad de Género del Congreso de la Ciudad de México. No podría creerse que Citlali Hernández avale que Vadillo emita expresiones en la Tribuna del Congreso contra las mujeres, como el jueves afirmó que Laura Álvarez, del PAN, es diputada solamente por ser esposa del alcalde de Miguel Hidalgo, Mauricio Tabe. Vadillo seguramente no conoce la trayectoria de la panista, lo que hasta cierto punto puede ser entendible, pero es detestable el hecho de que ejerza violencia de género siendo mujer y desde la posición que ocupa.
Lamentable paradoja
Y hablando de Vadillo, una lamentable paradoja: ataca a mujeres, pero está en contra de martirizar animales. Es una de las pocas en Morena que abiertamente ha dicho va a votar para prohibir las corridas de toros en la CDMX. Otro diputado de Morena con la misma postura abierta es Víctor Romo.
Casarín, “el peor alcalde”
Este lunes, en una reunión privada, el segundo de abordo en el Gobierno de la Ciudad de México no tuvo empacho en dejar claro que el peor alcalde es el de Álvaro Obregón, Xavier López Casarín, quien por cierto es de extracción morenista. Además del enorme descuido en que tiene la demarcación –ha crecido 16% la percepción de inseguridad de la población– carece de olfato y oficio políticos. Resulta que se alió a los enemigos de su padrino, Marcelo Ebrard, y de la presidenta Claudia Sheinbaum. El domingo se le ocurrió meterse en el Predio La Angostura para ofrecerle a su líder, Rosa María –a quien Sheinbaum procesó penalmente– 160 plazas de nómina 8 en la Alcaldía Álvaro Obregón, para hacer las paces. Un enorme grupo de militantes de Morena acudió para reclamarle: “Nosotros te cuidamos tus votos Casarín, por qué nos traicionaste, aquí no ganaste nada, aquí no ganaste nada”, le gritaban morenistas que consideran a Rosa María como panista. Casarín tuvo que salir de la Angostura custodiado por policías con cascos negros, que ocultaban su rostro. Otra crisis que trae Casarín es el despido obligado de Jesús Lucatero, su director general jurídico y de Gobierno, quien se fue en medio de sospechas de corrupción.
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